lunes, 12 de noviembre de 2012

Baby, we were born to run


Mientras se me ocurre algún libro que poder reseñar (últimamente tengo poca suerte con mis lecturas, ¿sugerencias?) y descansamos un poco de rock progresivo, que últimamente he estado un poco monotématico, vamos con otra reseña musical. Esta pequeña crítica es una deuda pendiente que tenía conmigo mismo, pues es raro que tarde tantísimo tiempo en reseñar un disco que para mí significa lo que éste: hablo de Born to run (1975), del único e inimitable Boss. El disco definitivo; el que hizo que su nombre  y su música se colaran en tromba en las radios y tocadiscos, algo que sólo conseguiría repetir con una intensidad parecida varios años después, con el también magnífico Born in the U.S.A.; y del que saldrían auténticos clásicos que nunca faltan en sus míticos directos de tres horas.



lunes, 29 de octubre de 2012

Un disco sencillo

Después de haber escrito reseñas sobre discos de grandes compositores y bandas de rock como The Beatles, Bob Dylan, R.E.M. o Pink Floyd, es lícito preguntarse qué leches pinta en medio de todos ellos un grupo humilde y popero como Amaral.

La respuesta es sencilla: me gustan. Todos tenemos debilidades, y aunque actualmente paso el 99% de mi tiempo de ocio (que, pobre de mí, es cada vez más escaso) escuchando rock clásico y algo de indie español, a veces a uno lo que le apetece es escuchar algo facilón, rítmico y bailable. Que entre bien por los oídos, y que no contenga las profundas reflexiones sobre la vida y el tiempo de los Floyd, las letras confusas y surrealistas de Dylan o Radiohead, o los impactantes solos de guitarra de Dire Straits. A veces, aunque sean pocas, a uno le apetece escuchar canciones sencillas, fácilmente interpretables, que no requieran demasiado esfuerzo por parte del oyente.

Amaral es un grupo que reúne estas características. Y el último álbum que publicaron, Hacia lo salvaje (2011) constituye un buen ejemplo de esa sencillez a la que me refería. No encontraremos aquí letras excesivamente profundas, solos devastadores o instrumentaciones insólitas. Por el contrario, encontraremos doce canciones de fácil interpretación (sin caer en la simplonería que caracteriza al 99% del pop que se publica en nuestros días), pero, en cualquier caso, temas bonitos y que hasta invitan a la reflexión en ciertos casos. También encontraremos la característica voz de Eva Amaral, con todos esos matices y virguerías que pocas voces en el pop son capaces de dibujar, y que sin duda es el mejor instrumento con el que cuenta el grupo. Y, por último, encontraremos cierto ingenio y diversidad en el aspecto meramente musical, gracias a las aportaciones de Juan Aguirre (el otro miembro fijo del grupo, guitarrista y compositor). 

lunes, 15 de octubre de 2012

All the bricks in the wall (part I)


Por fin hemos llegado a The Wall (1979), el último de los grandes discos de Pink Floyd. Después de la tríada de obras maestras de su época dorada, la banda, un poco a la manera de los Beatles con su White album, nos ofrece a modo de colofón un disco doble con todo el genio de la banda. Una banda que, a pesar de encontrarse en su mejor momento en cuanto a popularidad y leyenda, se encuentra herida de muerte por las disensiones que se producen entre sus miembros, causadas, como ya vimos, por el ego hipertrofiado del señor Waters. The Wall es, por así decirlo, el réquiem autodedicado de una de las bandas más grandes de la historia.

jueves, 11 de octubre de 2012

Una de indie nacional

Continuamos nuestra racha de reseñas musicales, esta vez con algo español. Hace ya mucho que escribí por primera (y única) vez sobre Iván Ferreiro en el blog; en aquella ocasión el disco seleccionado fue Confesiones de un artista de mierda, un disco en directo del gallego cuya reseña podéis leer aquí.

Esta vez también voy a hablar de Iván Ferreiro, que para algo es uno de los pocos cantantes españoles a quienes tengo el placer de escuchar (aunque cada día voy descubriendo voces nuevas).

Los hermanos Ferreiro; Iván (en la izquierda) y Amaro.
Desde mi punto de vista, Iván y el grupo del que formó parte hasta el 2004, los Piratas, son unos de los mejores representantes del indie español, además de ser uno de los primeros que se atrevieron a explorar ese género. Aunque él mismo dice en algunas entrevistas que el indie no va mucho más allá de ser música pop adornada con letras sugerentes y sonidos poco convencionales, para mí se trata de algo más que eso. El indie es variado, tan pronto te puedes encontrar con canciones serias de protesta o de denuncia social como con temas banales y jocosos con los que el compositor parece estar poco menos que tomándote el pelo.

domingo, 7 de octubre de 2012

El punto culmen de Kansas


El disco que os traemos hoy es uno de mis últimos descubrimientos en lo que a música se refiere. Puede que a muchos no os suene el título, The point of know return (1977), ni la portada -preciosa-, pero si os digo que contiene la canción Dust in the wind la cosa cambia, ¿eh? Seguro que todos la habéis oído, pues es uno de esos himnos que, además de dar el pelotazo en el momento de su lanzamiento, consiguen alcanzar una cierta pervivencia a lo largo del tiempo, e incluso renacen de vez en cuando, creando nuevos adeptos. Curiosamente, nunca me dio por escarbar en lo que había tras aquel gran éxito, pero cuando lo hice me quedé completamente maravillado.

domingo, 5 de agosto de 2012

El opus magnum de los Floyd



Puede que mis colegas Mr. Nobody y Álvaro E. estén en desacuerdo conmigo. Ellos siempre han sido más de The wall. Pero, para un humilde servidor, el gran álbum de los Pink Floyd es y será The dark side of the moon, publicado en 1973 si la memoria no me falla. Ostenta el honor de ser el segundo álbum de rock más vendido en la historia, con más de 40 millones de copias vendidas, por detrás de Thriller. De hecho, se estima que debe de haber aproximadamente una copia (legal, entendemos) del Dark side en cada hogar inglés.

Pero, ¿qué es lo que hace que un disco pueda tener un éxito tan abrumador?

Con The dark side of the moon, los Pink Floyd consiguieron eso que todos los grupos de música persiguen pero que pocos logran: conciliar experimentación, atrevimiento y originalidad con una salida comercial del producto viable. Y para ello, no descuidaron nada: desde la brillante producción y la calidad de las tomas de sonido hasta el marketing (¿quién no conoce la famosísima portada?), todo en The dark side of the moon está estudiado y pulido hasta el extremo.

martes, 24 de julio de 2012

El maestro y el olvidado


Los dos libros que hoy suben a la palestra son dos libros cortos y directos, pero no por ello simples o poco profundos. Más allá de ésto, entre las dos obras no existe ninguna similitud, salvo la contigüidad en mi lista de lecturas. La primera es fruto de la pluma de un autor muy poco conocido en su época, no digamos ya en la actualidad, pero que contaba entre sus seguidores con el mismísimo Thomas Mann, que lo calificaba de "Kafka olvidado", si hemos de atender a los distintos enunciados promocionales que acompañan a la edición que he tenido entre mis manos. Es una historia cruda, a veces grotesca; no estaría fuera de lugar compararla con un grueso filete dejado a la intemperie durante varios días, una imagen prosaica que cualquiera que se acerca a la novela podrá entender.

La otra novela es de carácter mucho más amable y accesible, firmada por el maestro Miguel Delibes, a quien todos los de mi generación conocerán por El camino, una de las pocas lecturas obligatorias en el colegio que merecía la pena. Después de que me fascinara Señora de rojo sobre fondo gris me quedé con ganas de leer algo más del hombre castellano por excelencia, y así llegué a Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso. Quizá pueda pensarse que al pertenecer al género epistolar haya envejecido peor que otras obras, pero teniendo reciente el auge del email, y en pleno apogeo de las redes sociales y sus excesos, quizá de ella puedan extraerse conclusiones de considerable actualidad.

viernes, 20 de julio de 2012

Nuestro pequeño homenaje a Gabo

Gabo, o "Gabito", como gustéis.
A principios de mes, Jaime García Márquez, hermano del gran escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez "Gabo" (1927-) hacía pública una noticia que provocaría la conmoción instantánea de los amantes de la literatura sudamericana, y muy especialmente para los admiradores del autor de Cien años de soledad: García Márquez padece demencia senil, y no volverá a escribir. Cae así una de las grandes plumas del siglo XX, autora de varias novelas cortas y relatos, cientos de artículos periodísticos, y de la gran obra de la literatura del siglo pasado, la ya mencionada Cien años de soledad.

No es nuestro propósito hablar hoy aquí de una obra maestra como esta. Nuestro objetivo es algo menos ambicioso, y el libro que vamos a tratar es Crónica de una muerte anunciada, publicada en 1981.

lunes, 16 de julio de 2012

El nombre del viento


Continuando con la vuelta a la normalidad tras los exámenes, os traemos una nueva reseña, en esta ocasión literaria. Se trata de un libro que releí hace muy poco, por dos razones: primero, que quería refrescar un poco la historia antes de enfrentarme a la segunda parte, que empezaré a leer en breves; a los pocos capítulos se demostró que esta relectura era absolutamente necesaria, pues recordaba bien poco de la historia. Lo que sí recordaba, y ya estamos con el segundo motivo, es que El nombre del viento, de Patrick Rothfuss, fue para mí una gran decepción, tal vez porque lo leí bastante rápido (dos o tres días) y eso me impidió disfrutarlo adecuadamente, o porque me acerqué a él con unas expectativas demasiado altas a causa de las espléndidas críticas que había leído: que si es tremendamente original, que si está escrito con maestría, que si los personajes parecen de carne y hueso... En aquel momento no me pareció nada de eso, ni por asomo. ¿Y ahora? Enseguida os cuento.

martes, 10 de julio de 2012

El Óscar de Matt Damon

Ben Affleck (izquierda) y Matt Damon (derecha),
guionistas y actores en El indomable Will Hunting
Es curioso que el único premio Óscar que la Academia le ha concedido a Matt Damon (1970-) en su larga y fructífera carrera como actor no haya sido por su actuación delante de las cámaras, sino detrás de las mismas. Y es que este galardón le fue entregado en el año 1997, cuando aún era relativamente poco conocido, y no fue por sus dotes interpretativas, sino más bien imaginativas: se lo dieron por ser, junto con Ben Affleck, el guionista de Good Will Hunting (El indomable Will Hunting, 1997), dirigida por uno de los mayores exponentes del cine independiente, Gus Van Sant. A esta película le quiero dedicar el espacio de hoy, después de dos meses y medio de sequía bloguera (es lo que tienen los exámenes; pedimos las disculpas correspondientes).

sábado, 21 de abril de 2012

Watashi wa Murakami Haruki desu


Primer libro que reseñamos del celebérrimo Haruki Murakami. ¡Y yo que pensaba que sería Tokio blues! Pues no: no resulta muy fácil hablar de un libro que te ha gustado mucho, a no ser que te sientas plenamente preparado para ello; si no, puede ocurrir que te salga una reseña como aquella que hice de Revolver, de los Fab Four. Algún día de éstos tendré que rehacerla, por respeto a ellos.

















A lo que vamos. El libro del que hablamos hoy es la última obra, de momento, de este autor japonés tan de moda. Dividido en tres libros, quizá por su extensión, quizá por motivos estilísticos y narrativos (habrá quien piense que por motivos comerciales...), en España se han editado los Libros 1 y 2 en un solo volumen de 744 páginas, y el tercero y último aparte, con 416 páginas más. Con un total de 1160 páginas, es la novela más extensa y ambiciosa del autor. Y una de las menos redondas, por cierto. Con esto no quiero decir que no me haya gustado, ni que mi afición a este escritor haya disminuido, pero no puedo evitar sentirme bastante decepcionado tras recorrer tantísimas páginas para llegar a... ¿qué? A demasiado poco.

martes, 17 de abril de 2012

Obscured by the moon


Para desengrasar un poco de tanto libro -¿alguna sugerencia para la próxima reseña literaria?-, hoy vamos a continuar repasando la discografía de Pink Floyd. Toca hablar de Obscured by clouds (1972), el séptimo disco de estudio del grupo grabado como banda sonora para la película El valle, de Barbet Schroeder, su tercera y última aportación al mundo del cine tras el disco Music from the film More, también dirigida por Schroeder, y la banda sonora para la película The Committee (1968).

Al ser un proyecto separado de la obra, digamos, oficial de la banda, sus cuatro integrantes se permiten probar cosas nuevas sin la fuerte experimentación que les caracteriza, consiguiendo un sonido que poco tiene que ver con lo visto en Atom heart mother y Meddle y que marcaría su obra posterior, al menos en lo referente a la creación de atmósferas y la composición de discos con ciertos elementos presentes a lo largo de toda su duración, lo que desembocaría, probablemente, en la composición de eso que aquí nos gusta tanto, los discos conceptuales que plagan la época dorada de la banda. Todavía este álbum se compone de canciones independientes, sin una temática en común, aunque la repetición de ciertos ritmos y motivos musicales confiere una sensación de unidad que no se encontraba en sus predecesores, en los que cada canción era de su padre y de su madre, y eso se notaba. En Obscured by clouds encontramos un disco muy compacto (juasss) y coherente, sin aristas, asperezas o relleno de ningún tipo, aunque no llega al nivel de Dark side of the Moon, que es el disco conceptual por excelencia.

sábado, 14 de abril de 2012

Un vistazo a Clarice Lispector


Leyendo me hallo el segundo libro que cae en mis manos de esta autora brasileña de origen ucraniano (tiene una historia interesante), y puedo adelantar que me está gustando mucho, quizá haga una reseña sobre él. Después de La hora de la estrella, una novela muy interesante, pero que pierde bastante fuelle en la segunda mitad del libro, me quedé con ganas de más y saqué de la biblioteca Aprendizaje o el libro de los placeres, que tenía todavía mejor pinta, y a falta de treinta páginas no me ha decepcionado en ningún momento. Además, en ella he podido encontrar ciertos ecos de El lobo estepario, de Hermann Hesse, una de mis novelas preferidas, así que el disfrute ha sido doble.

© Claudia Andujar (1961)

jueves, 12 de abril de 2012

El juego de las sillas


Tras unos cuantos días, aquí tenéis una nueva entrada en este nuestro blog. Diversos factores nos han obligado a romper con nuestro ritmo de publicación hasta ahora intachable (más o menos), y durante un tiempo tendremos que espaciar un poco las entradas, aunque procuraremos actualizar lo más a menudo posible. Hoy volvemos a lo grande, con la primera entrega de una saga literaria que quien más, quien menos, la conoce, a diferencia de la mayoría de libros que hemos reseñado aquí. ¡Para que nadie piense que somos unos snobs! ¿Que qué saga es? Si el título de la entrada no es pista suficiente, es que tenemos que despedir al becario que pone los títulos...

sábado, 31 de marzo de 2012

Lo que vende hoy, ayer y siempre


Siguiendo con la racha temática, hoy os traigo dos libros más que tienen un tema en común, aunque tratado desde puntos de vista muy diferentes: el sexo. El primero tal vez os suene: Crónica del rey pasmado, de Gonzalo Torrente Ballester, denominación de origen española; aunque seguramente el nombre del otro autor os resulte más conocido que el del señor Torrente (hablo de Ballester, eh): no es otro que Michel Houellebecq, uno de los autores contemporáneos más importantes del panorama literario francés. De su pluma nos llega Plataforma, una novela que ahonda en los temas habituales del autor, con varias características comunes en sus otras novelas (según he oído, porque sólo he leído otro libro del autor). Después veremos en qué consisten.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Y seguimos repitiéndonos: Extremo, 2ª parte.

Espero que me perdonen ustedes, pero finalmente me he arrepentido de la afirmación que hice en la última reseña y esta que hoy escribo no tiene contenido cinematográfico, precisamente.

Vaya sorpresa. Todos los que me conocen saben bien que nunca he sido fan de Extremoduro. Tampoco los he despreciado nunca, faltaría más, y siempre he reconocido el ingenio que continuamente desprenden en sus letras. Pero por lo general no me gustaban: no sé si los consideraba demasiado duros, demasiado pesados, o quizá demasiado soeces para mi gusto; y la verdad es que siguen sin convencerme demasiado. Esta cuestión, sin embargo, no es demasiado relevante, porque apenas he escuchado tres o cuatro discos enteros de ellos, además de las típicas canciones que siempre ponen en los garitos, y poco más. Pero, como suele ocurrir, todo tiene su excepción, y el disco que hoy os presento es una muy clara.

Como acabo de señalar, no he escuchado la discografía completa de Extremo, ni por asomo. Álbumes enteros solamente he escuchado Agila (1996), que ya reseñó el maestro Mr. Nobody hace poco, y la tríada que componen Yo, minoría absoluta (2002), La ley innata (2008) y Material defectuoso (2011). Prometo darles una oportunidad a los primeros, a los que sacaron en las décadas de los 80 y 90, cuando tenga algo de tiempo y ganas. A pesar de que estos extremeños no se cuentan entre mis grupos de referencia creo que sé reconocer un buen disco cuando lo oigo, incluso aunque tenga a la banda algo prejuzgada, que no sé si es el caso. Y cuando escuché de principio a fin el ya mencionado La ley innata (2008), el que de momento es su penúltimo disco de estudio, lo único que pude hacer (aparte de quedarme con la boca abierta) fue volver a darle al play una y otra vez. Antes había escuchado de forma recurrente Dulce introducción al caos, y puede que también alguna otra pista suelta, cortesía de los que por aquel entonces eran mis amigos. Pero cuando realmente comprendí y admiré la calidad de este álbum fue cuando lo oí entero, gracias a ciertas recomendaciones recientes (¡gracias, Pablo!). Me quedé realmente impresionado, palabra.

sábado, 24 de marzo de 2012

De vuelta con Pink Floyd


Dicen que lo que sale en la portada es la nariz de Waters... Maybe.
Sin mayores preámbulos, os traemos hoy el que fue el sexto álbum de estudio del grupo británico Pink Floyd, cuya trayectoria comenzamos a revisar con Atom heart mother, reseñado aquí. Un año después de la publicación de éste último -por aquel entonces el grupo era bastante prolífico, dado que el esfuerzo de creación se repartía entre todos sus integrantes y que sus proyectos no eran tan ambiciosos como los que vendrían poco después-, los británicos editaron un álbum muy similar al anterior, tanto por la estructura como por tener la creatividad absoluta como leitmotiv principal, aunque con un nivel muy superior.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Poesía, otra vez

Como ya hice hace un tiempo con esta mini-reseña de La voz a ti debida, de Pedro Salinas, y aprovechando que se está acabando el Día mundial de la poesía, hoy me gustaría compartir con vosotros un par de poemas, pero esta vez de 101+19=120 poemas, del poeta asturiano Ángel González (1925-2008). Una poesía un poco más reciente, como podemos observar.

Lo que me llamó la atención de este poeta es la sencillez de sus versos. Ángel González consigue expresar mucho diciendo poco (sus poemas son bastante cortos, por lo general), y además no se trata de una poesía rimbombante ni pedante, no aburre, y nunca disminuye en belleza.

El primer fragmento que he escogido de este poemario, que en realidad es una antología de poemas seleccionados por el propio autor, se publicó originalmente en el que probablemente sea su libro más elogiado: Tratado de urbanismo (1967). Es mi preferido de todos los que he leído hasta el momento de este poeta, porque consigue expresar el horror de la guerra desde el inocente punto de vista de un niño:

jueves, 15 de marzo de 2012

Del retorno


Últimamente se han dado unas cuantas coincidencias temáticas en mis lecturas y visionados de películas. Involuntarias, por supuesto. Por ejemplo, poco después de leerme Yonqui, de Melvin Burgess, pusieron Trainspotting en la tele y volví a verla y disfrutarla como la primera vez. Heroína por un tubo, vaya (juas, qué chispa). También vi Cinema Paradiso, de la que seguramente haga reseña otro día, que trata el tema de la nostalgia y el regreso al hogar tras mucho tiempo de ausencia, justo entre la lectura de dos libros que tratan un tema muy parecido, que es el exilio, o, para ser exactos, el desexilio.

Estos dos libros son Andamios, de Mario Benedetti, que ya ha aparecido por aquí en una ocasión; y La ignorancia, de Milan Kundera, escritor checo del que sólo había tenido el placer de leer (tres veces) La insoportable levedad del ser. Ambos tratan la vuelta a la patria después de un exilio forzado por diferentes motivos políticos, en uno a causa de la derecha militarizada y en el otro por culpa de la izquierda comunista. Como veis, en todos lados cuecen habas.

lunes, 12 de marzo de 2012

Como un Dylan que rueda

Un año antes de publicar Blonde on blonde (1966), disco del que ya habíamos dicho algo en este blog, el maestro Dylan había sacado a la luz Highway 61 revisited (1965), dentro de su época sesentera más fértil, y a este último álbum es al que vamos a dedicar la reseña de hoy.

Para muchos, el Highway es el mejor disco de Dylan, y uno de los más grandes de la historia del rock, sin nada que envidiar al todopoderoso Sgt. Peeper's Lonely Hearts Club Band (1967) del cuarteto de Liverpool, por poner solo un ejemplo. El que escribe es uno de los que opina que Highway 61 revisited es el álbum que marcó el inicio de la adultez del rock, quedando esta consolidada en el ya mencionado Blonde on blonde y en las aportaciones que otros grandes grupos hicieron tomando como base esta nueva concepción del rock que inició míster Dylan.

lunes, 5 de marzo de 2012

Entre amigos


Cuando uno quiere clasificar una película, puede hacerlo mediante las clásicas etiquetas (cine negro, romántico, comedia, drama), aunque obviamente no es el único criterio. Podríamos dividirlas en películas con una propuesta interesante, pero que no quieren ir más allá del entretenimiento (Origen); películas grandilocuentes y profundas que aplastan (o incluso aburren) al espectador con su pretenciosa ansia de trascendencia (La vida secreta de las palabras, y creo que cualquiera de Coixet); películas que sólo responden a intereses económicos y la cagan en el intento (Eragon), etcétera. A la película que hoy traigo le sentaría como un guante la etiqueta 'película que, de tan humilde, sorprende y cautiva'. Vamos allá con Entre copas (2004), de Alexander Payne.

La historia de la película es muy sencilla: dos amigos emprenden un viaje para celebrar que uno de ellos se casa. Sin embargo, esta escapada no significa lo mismo para los dos: aunque Miles (Paul Giamatti), amigo del novio y padrino de la boda, la proyectó como una ruta de vino y golf entre colegas, para Jack (Thomas Haden Church) es su última oportunidad para ejercer su libertad, y no permitirá que su amigo se lo niegue. Como es lógico, no tarda en presentarse alguna que otra fricción: pronto Jack encuentra una mujer simpática y divertida con la que saciar sus deseos, Stephanie (Sandra Oh), y obliga a Miles a hacer lo propio con Maya (Virginia Madsen), una vieja conocida de éste que trabaja en uno de los restaurantes que visitan.

jueves, 1 de marzo de 2012

Los agridulces The Verve


Hace casi quince años que la irregular banda de rock alternativo The Verve publicó el que probablemente sea su álbum más famoso: Urban hymns, del que nos vamos a ocupar hoy. Este es el cuarto (si contamos el primer disco que publicaron, un EP) de un grupo que marcó tendencia en el panorama rockero de los noventa, colocándose en algunos listados incluso por encima de bandas consagradas como Oasis o nuestros amados Radiohead.

De forma tardía, y como fruto de una breve reunión que apenas duró dos años, The Verve publicó Forth, el que hasta la fecha es su último álbum de estudio publicado como banda (como es costumbre, los miembros han hecho sus pinitos por separado, en solitario. Es reseñable el álbum debut del vocalista, Richard Ashcroft). Este Forth, no obstante, no le llega ni a la suela del zapato al álbum del que hoy hablamos. Sí que es buen directo, por otra parte, el que ofrecieron en Glastonbury en el año 2008, ya que tocaron también muchos temas viejos. De él he extraído algunos de los vídeos que he usado para esta reseña.

sábado, 25 de febrero de 2012

No sólo del pan vive el hombre


Y yo no sólo me alimento de discos de hace cuarenta años, ni de canciones con complicadas y sugerentes letras en la insigne lengua de Shakespeare. De verdad. Hoy os traigo el que probablemente sea el disco que más he escuchado a lo largo de mi andadura musical, incluso por encima de The Wall, de Pink Floyd, o Thick as a brick, de Jethro Tull, que mira que los he quemado, también. ¿Quién puede estar por encima de estas maravillas? Pues Agila (1996), de los extremeños Extremoduro. He de decir que tiene muchos más años a sus espaldas en mi reproductor, pero eso no resta mérito a este disco, que muchos citan como el mejor de uno de los grupos más representativos del prolífico (y tremendamente irregular) rock español.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Llegó la musa

Por una vez en este blog, empezamos las cosas por su sitio. Hoy os voy a hablar de los comienzos de una gran banda rock: Muse.

No suele ocurrir con frecuencia que el disco debut de un gran grupo sea el mejor de toda su carrera musical, es frecuente que los mejores artistas se vayan enriqueciendo y ganando en matices con el paso del tiempo y nos ofrezcan sus mejores trabajos en etapas más tardías de su producción. No obstante, es cierto que caben notables excepciones dentro de esta norma general; ahí tenemos si no a The Cure con su Three imaginary boys (1979) o a R.E.M. con Murmur (1983), por citar solo algunas.

Y no sé, ni tampoco soy quién para juzgarlo, si el álbum que hoy os recomiendo escuchar, es el mejor de los trece años de carrera que llevan sus autores a las espaldas. Lo que sí sé es que es un gran disco, que marcó un punto de inflexión importante en la concepción del rock moderno, y que catapultó al estrellato a quienes fueron sus creadores. Se trata de Showbiz (1999), de los británicos Muse.

domingo, 19 de febrero de 2012

Dos al precio de uno


Hoy voy a hablar de dos libros en una sola entrada. Son tan cortitos que tampoco se puede hablar demasiado de ellos sin destripar buena parte de la trama, así que optaré por presentarlos y hacer un breve comentario a grandes rasgos. Si hiciera reseñas individuales, quedarían demasiado cortas y no quiero dejaros con ganas de más. De hecho, estoy pensando en hacer ésto también con libros que leí hace tiempo y que, como es lógico, se encuentran algo diluidos en mi memoria, así que tampoco podría comentarlos largamente. De momento, aquí tenéis estos dos libros que tienen en común su brevedad y sus historias bastante sórdidas y trágicas.

jueves, 16 de febrero de 2012

Un directo de los que ya no se hacen

Es chocante, y hasta indignante, que Alchemy (1984), el primer álbum en vivo de los británicos Dire Straits, no se encuentre habitualmente entre los rankings de los mejores directos de la historia del rock. Desde mi punto de vista, este disco, además de ser el más representativo y fundamental de la banda, es una de las mejores grabaciones en directo que han quedado registradas nunca.

Dire Straits ha tenido una composición muy variable en cuanto a sus miembros durante los 18 años que se mantuvo en activo, y también han colaborado con otros grandes del gremio como Eric Clapton o Sting. Además, la presencia de la guitarra del señor Knopfler en algunos de los discos más representativos del Dylan de los ochenta, o acompañando a voces como la de la cantante de folk Emmylou Harris, constituyen uno de los principales atractivos de estas grabaciones.

Desde 1995, cuando se disolvió la banda, Mark Knopfler se ha dedicado a grabar discos en solitario, y también ha participado en la composición de bandas sonoras (Local hero y La princesa prometida se cuentan entre las numerosas películas a las que Mark ha puesto música).

lunes, 13 de febrero de 2012

Cuando son los fans los que te aúpan a la cima


Y otra reseña de un disco. ¡Vaya racha musical llevamos! El disco de hoy es algo especial, por un motivo muy simple: ES MODERNO (se publicó en 2006). Sí, estimados lectores. Después de que más de uno me dijera que qué gustos tan viejunos tengo, vengo a demostrar que también escucho cosas recientes. El disco en cuestión es (agarraos) Whatever people say I am, that's what I'm not, de Arctic Monkeys. Creo que hasta crearon un nuevo tamaño estándar de carátula para poder poner el nombre en el lomo de la caja.

Si tuviera que definir el disco con una sola palabra, creo que sería 'frenesí'. Salvo dos o tres canciones algo más lentas, todo el disco mantiene un ritmo histérico, con una batería que debe de llegar a echar humo, mientras el cantante, Alex Turner, encaja de forma bastante ajustada cada sílaba con cada nota de unas guitarras que no callan en todo el disco. Estas guitarras, en manos del propio Turner y Jamie Cook, forman una parte capital del sonido general de éste su disco debut, lo que les granjeó más de una crítica, ya que algunos los consideraban uno de tantos grupos guitarreros nacidos tras el éxito de The Strokes.

viernes, 10 de febrero de 2012

Entre el jazz y el rock

El primer álbum de Van Morrison que cayó en mis manos fue el acústico Astral Weeks (1968), considerado por la mayoría como el mejor de este músico irlandés. A mí no me impactó demasiado, incluso me pareció que estaba sobrevalorado. Las escuchas sucesivas me permitieron apreciar mejor la calidez de la voz, la intimidad de las palabras de Van Morrison, y ahora algunos de los temas de Astral Weeks se encuentran entre mis preferidos.

Pero ningún disco de este buen hombre supera al que publicó dos años más tarde. Moondance (1970) es, para mi gusto, el mejor disco de Van Morrison. En él, se mezclan con una homogeneidad asombrosa los géneros musicales más dispares: el R&B, el rock más clásico y el jazz se funden para construir un disco unitario, en el que la pasmosa voz del polifacético compositor actúa como hilo conductor. Lo de "pasmosa" no es ningún calificativo infundado: el crítico musical Greil Marcus dijo en una ocasión que "ningún hombre blanco canta como Van Morrison".

Y es cierto. No por nada lleva 54 años haciendo discos sin parar. De hecho, su discografía es tan extensa, y he escuchado una proporción tan pequeña de ella, que debo confesar que me daba cierto reparo hacer esta reseña, temiendo no hacer justicia a la genialidad de este hombre. Haré lo que pueda.

jueves, 9 de febrero de 2012

Solo dos

Hace una semana terminé de leer La voz a ti debida (1933), de Pedro Salinas, y le comenté a mi compañero Mr. Nobody la dificultad que entraña reseñar un libro de poesía de este tipo, debido en primer lugar a que no todos los poemas son fáciles de interpretar, y por otra parte a que la poesía no es un género que llame especialmente la atención, por lo general.

Aun así, me animó a reseñar el libro, si eso es lo que yo quería. Pero para ser honesto conmigo mismo, no me veo capaz. No conozco en profundidad (ni en superficialidad, tampoco) la vida y la obra de Salinas, y además este es el primer libro que termino desde hace mucho tiempo (malditos exámenes...) y el primero que reseño, así que mi habilidad para reseñar un libro, y además de poesía, se ve bastante limitada.

Así que esto no es una reseña propiamente dicha. Pero de cualquier forma, no podía dejar pasar la oportunidad que me brinda este blog para compartir con vosotros (para los que quieran, claro), dos de los setenta poemas que componen, de un modo unitario eso sí, este inmenso poema que es La voz a ti debida. Nada más. Solo dos fragmentos. Los que más me impresionaron, los que mejor comprendí. Ahí van, disfrutadlos como hice yo:

Sí, por detrás de las gentes
te busco.
No en tu nombre, si lo dicen,
no en tu imagen, si la pintan.
Detrás, detrás, más allá.

Por detrás de ti te busco.
No en tu espejo, no en tu letra,
ni en tu alma.
Detrás, más allá.

También detrás, más atrás
de mí te busco. No eres
lo que yo siento de ti.
No eres
lo que me está palpitando
con la sangre mía en las venas
sin ser yo.
Detrás, más allá te busco.

Por encontrarte, dejar
de vivir en ti, y en mí,
y en los otros.
Vivir ya detrás de todo,
al otro lado del todo
-por encontrarte-,
como si fuese morir.

* * *

¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: "No te vayas."

Es todo. Mañana os traigo una entrada musical como Dios manda. Prometido.

lunes, 6 de febrero de 2012

Una vuelta de tuerca al género vampírico


Hoy voy a reseñar una peliculilla, que hace tiempo que no hablo de ninguna. Va a ser una reseña de esas dobles, en la que además de comentar la película hablaré de la novela en que se basa. El título tanto del libro como de la película es Déjame entrar, cuya primera adaptación cinematográfica (tras la versión original sueca vino el inevitable remake norteamericano) hizo bastante ruido en internet tras su estreno en España: de repente, todo el mundo decía maravillas de esta película, así que no pude menos que echarle un vistazo. Y me encantó.

Maravillado como estaba por esta película (que pasé a recomendar a diestro y siniestro, con irregulares resultados, la verdad), en cuanto me enteré de que existía una novela de esta preciosa historia me lancé hacia ella, y quedé ciertamente desencantado (como ya me pasó con El club de lucha). En la película, como es natural, se omiten detalles que de una forma u otra quedan explicados en la novela, y existen numerosas subtramas y escenas que son totalmente ignoradas; tanto es así, que la intención del libro parece diferir en gran medida de la de la película: mientras que la película es una historia de amistad o amor bastante oscura, en la novela esta trama se diluye entre pasajes escabrosos, partes que no aportan nada salvo algo de morbo e historias paralelas que, por lo menos a mí, me resultaron bastante indiferentes. Pero vamos poco a poco.

Los protagonistas, Eli y Oskar
La historia nos presenta a un chico apocado, con bastantes problemas encima (acoso escolar, padres divorciados, entre otras cosas), Oskar (Kåre Hedebrant). Es un chico bastante peculiar: apenas se relaciona, y siente un profundo interés por los asesinatos y muertes en accidentes, hasta el punto de que colecciona recortes de prensa que relatan estos incidentes. Un día se muda a su mismo edificio una chica muy extraña, terriblemente pálida, insensible al frío y que además huele raro, como comprueba en su primer encuentro frente a su casa. Parafraseando a Casablanca, éste es el inicio de una gran amistad. Ahora, ¿qué consecuencias tendrá para ambos?

viernes, 3 de febrero de 2012

El gran disco de los 90

La portada de Automatic for the people es el símbolo
del motel en el que se grabó parte del álbum
Para no romper la racha musical que inició hace un par de entradas mi compañero Mr. Nobody, hoy os traigo la reseña de uno de los mejores discos de la década de los 90. No lo digo yo, un completo inculto en todos los sentidos, sino Bono, el líder de U2, quien se refirió al álbum como "el disco de country más grande jamás hecho".

Quizá esta afirmación es un poco exagerada. Para empezar, porque el disco no es de "country", o al menos no en el sentido estricto de la palabra, aunque es cierto que incorpora muchos elementos de este género musical (empezando por la instrumentación de algunos de sus temas). Y para seguir, porque un servidor es incapaz de imaginar un disco de country que sea mejor que The freewheelin' Bob Dylan. Pero no seré yo quien desmienta al mismísimo Bono. El de hoy es todo un discazo que, además, cumplirá 20 añitos en octubre de este año. Hablo de Automatic for the people (1992), de R.E.M., liderados por el siempre carismático Michael Stipe.

martes, 31 de enero de 2012

La madre del corazón atómico


Os presento a Lullubelle III
Seguimos intentando hacer justicia presentando a grandes grupos que aún no habían aparecido por aquí. Hoy comenzamos la revisión de Pink Floyd con el disco que supuso el comienzo de la época dorada del grupo, los ya lejanos setenta, y el primer paso para alcanzar la cumbre del rock progresivo. El disco que hoy sube a la palestra no es otro que Atom heart mother (1970), el primero de la tríada de discos que supondrían el punto de inflexión entre la psicodelia y la experimentación de los discos anteriores, y el paso al mainstream musical dentro de los valores clásicos del prog-rock en los álbumes que los sucederían (los otros dos discos son Meddle (1971) y Obscured by clouds (1972)). Pero antes de empezar, un poco de historia.

sábado, 28 de enero de 2012

Salve a la Reina


Bien, ahora es mi turno de reaparecer, tras haber abandonado este barco durante unos días (no porque quisiera, es que me caí en un bote salvavidas por error). Y lo hago con una banda que quizá haya tardado demasiado en aparecer por aquí: Queen. ¿Quién puede decir que no ha oído jamás algo de estos señores? No creo que los temas We will rock you o We are the champions, por ejemplo, sean totalmente desconocidos para nadie, puesto que son las melodías recurrentes para ambientar una victoria deportiva, política, la que sea.

La lista de temas largamente repetidos y mundialmente conocidos es enorme: Bicycle race, Under pressure, Somebody to love, You are my best friend, Don't stop me now, Killer queen, la insuperable Bohemian rhapsody... Todas grandes canciones, pegadizas, enardecedoras, en ocasiones bailables... la leche, vaya. Quizá por eso arrojan una cierta sombra sobre las obras que las precedieron, que no son peores pero sí menos accesibles para el gran público, ya veréis por qué. Este es el caso de Queen II (1974), el segundo LP de la banda y uno de mis preferidos. También es uno de sus álbumes más rockeros, hiperbólicos y grandilocuentes, por no hablar de la atmósfera extremadamente oscura y tétrica que prevalece en todo el álbum, incluso en temas más alegres como Some day one day. Conozcamos esta maravilla.

miércoles, 25 de enero de 2012

La otra cara de Sean Penn

Sean Penn, el director de Into the wild
Cuando descubrí el fin de semana pasado que Sean Penn, además de ser uno de mis actores predilectos, también ha hecho sus pinitos en la dirección cinematográfica y en la elaboración de guiones para la gran pantalla, quedé gratamente sorprendido, aunque debo admitir que antes de ver la cinta en cuestión mi postura era algo recelosa: no todos los grandes actores que después se han dedicado a explotar su experiencia cinematográfica desde la dirección han tenido éxito, aunque hay bastantes ejemplos positivos en ese sentido (el más importante, desde mi punto de vista, lo constituyen Clint Eastwood y las películas -obras maestras- que hizo desde que en 1992 viese la luz ese maravilloso western titulado Unforgiven).

La película más reseñable de Sean Penn como director es, sin lugar a dudas, Hacia rutas salvajes (Into the wild, 2007), y de ella vamos a hablar hoy. También es, como en el caso de la recientemente reseñada Despertares, la narración de una historia real.

Hacia rutas salvajes trata de las experiencias de un joven desencantado con su familia, la sociedad y, en general, el mundo consumista e inconformista que le rodea. Recién licenciado, Chris McCandless (Emile Hirsch), que así se llama el protagonista de nuestra historia, decide entregarse a la aventura, abandonando sin dejar aviso alguno a sus padres y a su hermana (quien actúa como narradora en la película), con una sola idea en la mente: viajar hasta el norte de Alaska para vivir en soledad, con la Naturaleza salvaje como única compañera. Durante el camino se cambiará el nombre por el de "Alexander Supertramp", y establecerá relaciones afectivas de diversa índole con numerosos personajes, dejando en todos ellos una profunda huella.

domingo, 22 de enero de 2012

Una de médicos

Cuando, hace un año, proyectaron en la Facultad de Medicina la película El doctor (1991), por la propuesta de una de las profesoras que impartían Bases Psicológicas de los Estados de Salud y Enfermedad, una de mis asignaturas más históricamente odiadas (menos mal que pese al largo nombre no dejó de ser una maría), me volví escéptico con respecto a las películas de temática médica (no me ocurrió lo mismo con las series, House sigue siendo la única de la que me confieso fiel y adicto). Y es que en aquella ocasión el filme me defraudó bastante. El doctor es un melodrama más bien barato, sin demasiado contenido pero con una intención moralizante un poco irritante a ratos, que sólo se ve salvada por la interpretación de William Hurt en el papel protagonista.

La película de la que voy a hablaros hoy, y que vi hace tan solo un par de días, trata el mismo tema que la anterior, es decir, la práctica de la Medicina clínica y más concretamente, la relación médico-paciente, pero con un enfoque mucho más acertado, como siempre desde mi humilde punto de vista. También es cierto que desde que vi El indomable Will Hunting (1997) me convertí en un fan incondicional de Robin Williams (el protagonista de la peli que hoy nos ocupa) y de Gus Van Sant, su director.

viernes, 20 de enero de 2012

Otra vez Dylan

Bob Dylan es uno de esos grandes capaces de reinventarse a sí mismos cuando las circunstancias se lo exigen. Hasta tres veces llegó Dylan a resucitar de sus cenizas desde que empezó su inigualable carrera a finales de los cincuenta.

La primera vez fue en 1975, cuando ya nadie daba un duro por él, cuando todos pensaban que ya había dicho todo cuanto podía decir y que iba a convertirse en uno de esos artistas que viven de las rentas y que solo venden para sus fans más acérrimos. Pero ¡zas!, llegó él y publicó Blood on the tracks, un disco con algunas de las mejores canciones de amor que he escuchado nunca. Pero no es de este discazo del que vamos a hablar hoy.

La segunda resurrección de Dylan ocurrió a finales de los ochenta, concretamente en 1989 con la publicación de Oh Mercy. Es un disco duro, con un estilo no demasiado diferente al de otros álbumes de los ochenta, pero que muestra un Dylan rockero hasta la médula y con muchas cosas que decir. Con un estilo crítico, este álbum de Bob es uno de los más completos del músico. Pero tampoco vamos a hablar de Oh Mercy.

Igual que le pasa a Fito, en este blog nos gusta empezar la casa por el tejado, y por ese motivo hoy reseñaré el disco que constituyó la tercera (y por el momento, última) resurrección de nuestro amigo Bob: Time out of mind, publicado en 1997.  Este disco, al igual que el mencionado Oh Mercy fue producido por Daniel Lanois, quien acompañó a otros grandes músicos en la producción de grandes álbumes (algunos de U2, Brian Eno, Emmylou Harris o el reciente Le noise, de Neil Young, se encuentran entre ellos). Para la grabación, Lanois distribuyó numerosos micrófonos colocados estratégicamente en diferentes lugares del estudio, consiguiendo así el efecto distorsionado que podemos escuchar en la mayor parte del disco. Para la casi totalidad de la crítica, y para el público en general, fue un cambio positivo en el estilo de Dylan, pero el músico no se mostró conforme con el resultado y a partir de ese momento autoprodujo todos los discos que sucedieron al Time out of mind.

martes, 17 de enero de 2012

Un Polanski salvaje

Al fin, tras la temible época de exámenes (o, por mejor decir, de examen, aunque este valiese por quince), vuelvo a poder publicar algo. La verdad es que ya había ganas.

Siento mucho haber estado desaparecido (las disculpas van dirigidas sobre todo a mi amigo Mr. Nobody, a quien le he encasquetado el marrón de publicar en solitario durante casi la totalidad del mes pasado).

Ahí va, espero que os guste.

La última cinta del francés Roman Polanski se llama Un dios salvaje, y aunque quizá la denominación "obra maestra" le viene algo grande, sobre todo si tenemos en cuenta otros títulos del aclamado cineasta -véanse Chinatown (1974) o El pianista (2001)-, lo cierto es que queda lejos de ser una fuente de entretenimiento pasivo para el espectador. Vamos, que la peli "tiene chicha".


Un dios salvaje no es para nada una película al estilo convencional. Para empezar, el guion está basado íntegramente en una obra de teatro de la genial dramaturga judía Yasmina Reza, Le dieu du carnage (2007). Esta buena mujer fue galardonada en el año 2000 con el Gran Premio del Teatro que concede la Academia francesa, por el conjunto de su carrera dedicada a esta noble disciplina artística que un servidor tanto admira. De ella recomiendo fervientemente la lectura de Arte, una obra que se representa con gran asiduidad en España (en Madrid ha llegado a estar en los carteles de hasta tres teatros diferentes de forma simultánea, ahí es nada), sin duda debido al original tratamiento del tema principal, que es la difusa delimitación que existe entre el arte moderno y el engaño.

jueves, 12 de enero de 2012

Recuerdos escasos de un libro que sabe a poco


Recuerdos de un callejón sin salida, de Banana Yoshimoto

La conclusión en el título, para ahorrar tiempo. Efectivamente, esta obra de Banana Yoshimoto (una relación amorosa con esta mujer debe de ser homérica: "Mmm, Banana") no me ha gustado demasiado. No sé si será porque no suelo leer libros de relatos (es difícil hacer un buen relato, y los que no lo son me repelen, o peor, me aburren), o que todos los relatos que contiene este libro en particular tratan de lo mismo, o tienen demasiados elementos en común. Una cosa es que tengan una temática similar, y otra que sea el mismo contenido con distinta forma u orden.

lunes, 9 de enero de 2012

Cuando el único túnel es el propio


El túnel, de Ernesto Sábato

Siguiendo con mi particular plan de fomento de la lectura, traigo un nuevo libro a este nuestro blog: es un libro finito, interesante y fácil de leer, lo que hace que en cualquier conversación sobre literatura acabe saliendo más tarde o más temprano; es un libro bastante famoso, y una de las cumbres, dicen, de la novela hispanoamericana del siglo pasado. Como excepción, hoy copiaré la sinopsis que aparece en la contraportada del libro.

SINOPSIS

El túnel (1948), del argentino Ernesto Sábato, es una de las grandes novelas sudamericanas de este siglo, cuyos ecos recogieron pronto en Europa Graham Greene y Camus. El relato, montado con los recursos de una novela policial, desarrolla un personaje que revela su psicología introspectiva e impone al lector un análisis de la desesperanza. El protagonista, Juan Pablo Castel, persigue inútilmente lo inalcanzable, que no es sino el regreso a la infancia, simbolizada en la ventana de un cuadro, motivo reiterado largamente en la narración.

viernes, 6 de enero de 2012

OK, sois unos genios


Finalmente, aquí tenéis la última entrada de la Semana (de unas dos semanas de duración) Radiohead, que se cierra con un inmejorable acto final: la reseña del disco OK Computer (1997). Además, no es una reseña cualquiera, ya que está hecha mano a mano por los dos autores de este blog. Para que nuestros respectivos fans sepan cuándo chillar, nuestras intervenciones estarán diferenciadas por colores: el azul para Mr. No One, y el verde para Mr. Nobody. Lo indiferenciado, en negro.

martes, 3 de enero de 2012

Bye, bye, baby


Sayonara, Mio, de Takuji Ichikawa

¿Cómo puede ser que la etiqueta Literatura esté tan escuálida? Tengo que ponerme las pilas. Poco a poco iré reseñando mis últimas lecturas, que ya vendrán los tiempos de poquito tiempo y tendré que tirar de archivo. Empiezo con el libro cuya portada podéis ver a la izquierda. Literatura contemporánea japonesa, rico, rico.

SINOPSIS

Un año después de la muerte de su mujer, Takkun aún no se hace a la idea de su ausencia, y siente cómo la carga que sobrelleva se le vuelve cada vez más pesada; esta carga no es otra que cuidar a su hijo de seis años, Yuji. Aquejado por extrañas dolencias, causadas al parecer por un exceso de ciertas sustancias químicas en su organismo, se ve incapaz de proporcionarle una vida corriente y feliz en vez de la que llevan, en la que predominan la ropa sucia y la comida precocinada. Hasta que un día, durante el paseo de los domingos, se encuentran con una mujer que se parece de una manera alarmante a Mio, si bien no es exactamente igual. Entonces recuerda una promesa que ella le hizo, poco antes de morir...