sábado, 31 de marzo de 2012

Lo que vende hoy, ayer y siempre


Siguiendo con la racha temática, hoy os traigo dos libros más que tienen un tema en común, aunque tratado desde puntos de vista muy diferentes: el sexo. El primero tal vez os suene: Crónica del rey pasmado, de Gonzalo Torrente Ballester, denominación de origen española; aunque seguramente el nombre del otro autor os resulte más conocido que el del señor Torrente (hablo de Ballester, eh): no es otro que Michel Houellebecq, uno de los autores contemporáneos más importantes del panorama literario francés. De su pluma nos llega Plataforma, una novela que ahonda en los temas habituales del autor, con varias características comunes en sus otras novelas (según he oído, porque sólo he leído otro libro del autor). Después veremos en qué consisten.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Y seguimos repitiéndonos: Extremo, 2ª parte.

Espero que me perdonen ustedes, pero finalmente me he arrepentido de la afirmación que hice en la última reseña y esta que hoy escribo no tiene contenido cinematográfico, precisamente.

Vaya sorpresa. Todos los que me conocen saben bien que nunca he sido fan de Extremoduro. Tampoco los he despreciado nunca, faltaría más, y siempre he reconocido el ingenio que continuamente desprenden en sus letras. Pero por lo general no me gustaban: no sé si los consideraba demasiado duros, demasiado pesados, o quizá demasiado soeces para mi gusto; y la verdad es que siguen sin convencerme demasiado. Esta cuestión, sin embargo, no es demasiado relevante, porque apenas he escuchado tres o cuatro discos enteros de ellos, además de las típicas canciones que siempre ponen en los garitos, y poco más. Pero, como suele ocurrir, todo tiene su excepción, y el disco que hoy os presento es una muy clara.

Como acabo de señalar, no he escuchado la discografía completa de Extremo, ni por asomo. Álbumes enteros solamente he escuchado Agila (1996), que ya reseñó el maestro Mr. Nobody hace poco, y la tríada que componen Yo, minoría absoluta (2002), La ley innata (2008) y Material defectuoso (2011). Prometo darles una oportunidad a los primeros, a los que sacaron en las décadas de los 80 y 90, cuando tenga algo de tiempo y ganas. A pesar de que estos extremeños no se cuentan entre mis grupos de referencia creo que sé reconocer un buen disco cuando lo oigo, incluso aunque tenga a la banda algo prejuzgada, que no sé si es el caso. Y cuando escuché de principio a fin el ya mencionado La ley innata (2008), el que de momento es su penúltimo disco de estudio, lo único que pude hacer (aparte de quedarme con la boca abierta) fue volver a darle al play una y otra vez. Antes había escuchado de forma recurrente Dulce introducción al caos, y puede que también alguna otra pista suelta, cortesía de los que por aquel entonces eran mis amigos. Pero cuando realmente comprendí y admiré la calidad de este álbum fue cuando lo oí entero, gracias a ciertas recomendaciones recientes (¡gracias, Pablo!). Me quedé realmente impresionado, palabra.

sábado, 24 de marzo de 2012

De vuelta con Pink Floyd


Dicen que lo que sale en la portada es la nariz de Waters... Maybe.
Sin mayores preámbulos, os traemos hoy el que fue el sexto álbum de estudio del grupo británico Pink Floyd, cuya trayectoria comenzamos a revisar con Atom heart mother, reseñado aquí. Un año después de la publicación de éste último -por aquel entonces el grupo era bastante prolífico, dado que el esfuerzo de creación se repartía entre todos sus integrantes y que sus proyectos no eran tan ambiciosos como los que vendrían poco después-, los británicos editaron un álbum muy similar al anterior, tanto por la estructura como por tener la creatividad absoluta como leitmotiv principal, aunque con un nivel muy superior.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Poesía, otra vez

Como ya hice hace un tiempo con esta mini-reseña de La voz a ti debida, de Pedro Salinas, y aprovechando que se está acabando el Día mundial de la poesía, hoy me gustaría compartir con vosotros un par de poemas, pero esta vez de 101+19=120 poemas, del poeta asturiano Ángel González (1925-2008). Una poesía un poco más reciente, como podemos observar.

Lo que me llamó la atención de este poeta es la sencillez de sus versos. Ángel González consigue expresar mucho diciendo poco (sus poemas son bastante cortos, por lo general), y además no se trata de una poesía rimbombante ni pedante, no aburre, y nunca disminuye en belleza.

El primer fragmento que he escogido de este poemario, que en realidad es una antología de poemas seleccionados por el propio autor, se publicó originalmente en el que probablemente sea su libro más elogiado: Tratado de urbanismo (1967). Es mi preferido de todos los que he leído hasta el momento de este poeta, porque consigue expresar el horror de la guerra desde el inocente punto de vista de un niño:

jueves, 15 de marzo de 2012

Del retorno


Últimamente se han dado unas cuantas coincidencias temáticas en mis lecturas y visionados de películas. Involuntarias, por supuesto. Por ejemplo, poco después de leerme Yonqui, de Melvin Burgess, pusieron Trainspotting en la tele y volví a verla y disfrutarla como la primera vez. Heroína por un tubo, vaya (juas, qué chispa). También vi Cinema Paradiso, de la que seguramente haga reseña otro día, que trata el tema de la nostalgia y el regreso al hogar tras mucho tiempo de ausencia, justo entre la lectura de dos libros que tratan un tema muy parecido, que es el exilio, o, para ser exactos, el desexilio.

Estos dos libros son Andamios, de Mario Benedetti, que ya ha aparecido por aquí en una ocasión; y La ignorancia, de Milan Kundera, escritor checo del que sólo había tenido el placer de leer (tres veces) La insoportable levedad del ser. Ambos tratan la vuelta a la patria después de un exilio forzado por diferentes motivos políticos, en uno a causa de la derecha militarizada y en el otro por culpa de la izquierda comunista. Como veis, en todos lados cuecen habas.

lunes, 12 de marzo de 2012

Como un Dylan que rueda

Un año antes de publicar Blonde on blonde (1966), disco del que ya habíamos dicho algo en este blog, el maestro Dylan había sacado a la luz Highway 61 revisited (1965), dentro de su época sesentera más fértil, y a este último álbum es al que vamos a dedicar la reseña de hoy.

Para muchos, el Highway es el mejor disco de Dylan, y uno de los más grandes de la historia del rock, sin nada que envidiar al todopoderoso Sgt. Peeper's Lonely Hearts Club Band (1967) del cuarteto de Liverpool, por poner solo un ejemplo. El que escribe es uno de los que opina que Highway 61 revisited es el álbum que marcó el inicio de la adultez del rock, quedando esta consolidada en el ya mencionado Blonde on blonde y en las aportaciones que otros grandes grupos hicieron tomando como base esta nueva concepción del rock que inició míster Dylan.

lunes, 5 de marzo de 2012

Entre amigos


Cuando uno quiere clasificar una película, puede hacerlo mediante las clásicas etiquetas (cine negro, romántico, comedia, drama), aunque obviamente no es el único criterio. Podríamos dividirlas en películas con una propuesta interesante, pero que no quieren ir más allá del entretenimiento (Origen); películas grandilocuentes y profundas que aplastan (o incluso aburren) al espectador con su pretenciosa ansia de trascendencia (La vida secreta de las palabras, y creo que cualquiera de Coixet); películas que sólo responden a intereses económicos y la cagan en el intento (Eragon), etcétera. A la película que hoy traigo le sentaría como un guante la etiqueta 'película que, de tan humilde, sorprende y cautiva'. Vamos allá con Entre copas (2004), de Alexander Payne.

La historia de la película es muy sencilla: dos amigos emprenden un viaje para celebrar que uno de ellos se casa. Sin embargo, esta escapada no significa lo mismo para los dos: aunque Miles (Paul Giamatti), amigo del novio y padrino de la boda, la proyectó como una ruta de vino y golf entre colegas, para Jack (Thomas Haden Church) es su última oportunidad para ejercer su libertad, y no permitirá que su amigo se lo niegue. Como es lógico, no tarda en presentarse alguna que otra fricción: pronto Jack encuentra una mujer simpática y divertida con la que saciar sus deseos, Stephanie (Sandra Oh), y obliga a Miles a hacer lo propio con Maya (Virginia Madsen), una vieja conocida de éste que trabaja en uno de los restaurantes que visitan.

jueves, 1 de marzo de 2012

Los agridulces The Verve


Hace casi quince años que la irregular banda de rock alternativo The Verve publicó el que probablemente sea su álbum más famoso: Urban hymns, del que nos vamos a ocupar hoy. Este es el cuarto (si contamos el primer disco que publicaron, un EP) de un grupo que marcó tendencia en el panorama rockero de los noventa, colocándose en algunos listados incluso por encima de bandas consagradas como Oasis o nuestros amados Radiohead.

De forma tardía, y como fruto de una breve reunión que apenas duró dos años, The Verve publicó Forth, el que hasta la fecha es su último álbum de estudio publicado como banda (como es costumbre, los miembros han hecho sus pinitos por separado, en solitario. Es reseñable el álbum debut del vocalista, Richard Ashcroft). Este Forth, no obstante, no le llega ni a la suela del zapato al álbum del que hoy hablamos. Sí que es buen directo, por otra parte, el que ofrecieron en Glastonbury en el año 2008, ya que tocaron también muchos temas viejos. De él he extraído algunos de los vídeos que he usado para esta reseña.