jueves, 1 de marzo de 2012

Los agridulces The Verve


Hace casi quince años que la irregular banda de rock alternativo The Verve publicó el que probablemente sea su álbum más famoso: Urban hymns, del que nos vamos a ocupar hoy. Este es el cuarto (si contamos el primer disco que publicaron, un EP) de un grupo que marcó tendencia en el panorama rockero de los noventa, colocándose en algunos listados incluso por encima de bandas consagradas como Oasis o nuestros amados Radiohead.

De forma tardía, y como fruto de una breve reunión que apenas duró dos años, The Verve publicó Forth, el que hasta la fecha es su último álbum de estudio publicado como banda (como es costumbre, los miembros han hecho sus pinitos por separado, en solitario. Es reseñable el álbum debut del vocalista, Richard Ashcroft). Este Forth, no obstante, no le llega ni a la suela del zapato al álbum del que hoy hablamos. Sí que es buen directo, por otra parte, el que ofrecieron en Glastonbury en el año 2008, ya que tocaron también muchos temas viejos. De él he extraído algunos de los vídeos que he usado para esta reseña.


Urban hymns no podría tener su nombre mejor puesto. Algunos de los temas que se incluyen en él, como Sonnet o The drugs don't work (ambas basadas, por cierto, en la misma sucesión de acordes, en lo que parece una solución de continuidad y cohesión del álbum) tienen un cierto aire callejero, o al menos cercano, fácilmente accesible para todos los interesados en el género del rock alternativo. Ningún tema chirría, todo encaja de maravilla en un álbum que es posible escuchar entero una y otra vez sin que resulte aburrido (lo cual, a la larga, se puede decir de muy pocos discos).

The Verve, la banda al completo

Bitter sweet symphony es el tema con el que se inicia este Urban hymns, y es probablemente el más conocido y reconocido de este álbum, y de toda la discografía de The Verve en su conjunto. No es de extrañar: el riff, marcado por los teclados (cuerdas) y repetido hasta la saciedad a lo largo de toda la canción, es una delicia para los oídos, y el estilo de la canción es poco habitual en un tema rock.

La letra es una filosofía de vida en sí misma, que además ofrece cierta crítica al capitalismo. Como curiosidad, la canción aparece acreditada también a Mick Jagger y Keith Richards, debido a las semejanzas con un riff de The last time, un tema de The Rolling Stones. Os dejo Bitter sweet symphony subtitulada:



Sonnet se corresponde con la segunda pista de Urban hymns, y es el otro gran tema del álbum junto al que acabamos de dejar. Las armonías y el acompañamiento no podrían ser más simples, la melodía de la voz también es sencilla, pero en conjunto la canción es una de las más bellas que nos dejaron los noventa: sin duda, Sonnet es otra de las grandes baladas de esta década (y ya han salido algunas otras en reseñas precedentes).

Os dejo una versión en directo, también subtitulada:



Con un sonido mucho más underground comienza Rolling People, un tema en el que las distorsiones de la guitarra, el ritmo incesante y repetitivo de la batería y la voz despreocupada de Richard Ashcroft se apoderan de la atmósfera del álbum, que hasta ahora había sido transparente y relajada.

Como ya hemos dicho, Drugs don't work se basa en la misma estructura armónica que Sonnet. En él, se restaura el ritmo relajado que hasta ahora ha estado dominando lo que va de álbum. La letra es pesimista donde las haya, puede que esa sea la razón por la que me gusta tanto. Trata de una experiencia personal del cantante Richard Ashcroft, quien, en cierto momento de su vida, tras una ruptura amorosa, regresó a ciertos hábitos y compañías poco saludables:


Con Catching the butterfly vuelven las disonancias y las distorsiones, aunque con menos densidad que en Rolling people. En la misma línea se mantiene Neon wilderness, un tema sobre la huida, en la que la voz del señor Ashcroft tiene un no sé qué que me recuerda a la de Thom Yorke. En realidad, esta canción es más bien un puente que enlaza con Space and time, otro de los temas más reseñables de Urban hymns. De nuevo con un sonido más convencional, The Verve nos brinda aquí una letra de interpretación personal, que puede verse como una historia de amor mal avenida. Es abrumador y motivante al mismo tiempo escuchar la voz de Richard Ashcroft al final, repitiendo sin cesar:

We have existence,
and it's all we share.
Keep on pushin',
'cause I know it's there.

(Tenemos la vida,
eso es todo lo que compartimos.
Sigue intentándolo,
porque sé que está ahí.)

Weeping pillow da paso a Lucky man, el último gran tema de Urban hymns (y eso que dentro de las cuatro últimas canciones se encuentran dos que son más que reseñables: One Day y This time). Este tema sigue en lo musical la línea iniciada con Sonnet, y trata sobre la intensa relación que existe entre el amor, la libertad y la felicidad:


Siento mucho los dos días de retraso con los que he publicado. Podéis bajar el disco aquí. ¡Hasta la próxima!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la reseña!

Mr. No One dijo...

¡Gracias por leerla!

Anónimo dijo...

Este es uno de los primeros cd,s que me compre, no te cansas de escucharlos muy buenos temas..

Anónimo dijo...

Y Come on? Que hay de esa ultima cancion sobre dejarse llevar por la musica y los gritos que a veces sentimos y no decimos... Sin mencionar que al final de la instrumentacion esperamos alrededor de 7 minutos y escuchamos un segmento de acordes sin letra conbinados con el llanto de un bebe que nos hace sentir renacidos y purificados en cuanto a la relacion entre el espiritu y la musica que amamos

Josep dijo...

Urban Hymns es la mejor mierda que haya existido junto con los Red Hot Chili Pepers después de la muerte de John Lennon. Por supuesto me refiero a los Red con Frusciante...

dami dijo...

es uno de los mejores albumes de esta gran banda que fue 100 veces mas originales que oasis y sin embargo la suerte no los acompañó en todos los albumes, en lo que se refiere a exito comercial. verve es una banda emblema del brit pop. muy bueno el post.

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