martes, 31 de enero de 2012

La madre del corazón atómico


Os presento a Lullubelle III
Seguimos intentando hacer justicia presentando a grandes grupos que aún no habían aparecido por aquí. Hoy comenzamos la revisión de Pink Floyd con el disco que supuso el comienzo de la época dorada del grupo, los ya lejanos setenta, y el primer paso para alcanzar la cumbre del rock progresivo. El disco que hoy sube a la palestra no es otro que Atom heart mother (1970), el primero de la tríada de discos que supondrían el punto de inflexión entre la psicodelia y la experimentación de los discos anteriores, y el paso al mainstream musical dentro de los valores clásicos del prog-rock en los álbumes que los sucederían (los otros dos discos son Meddle (1971) y Obscured by clouds (1972)). Pero antes de empezar, un poco de historia.

sábado, 28 de enero de 2012

Salve a la Reina


Bien, ahora es mi turno de reaparecer, tras haber abandonado este barco durante unos días (no porque quisiera, es que me caí en un bote salvavidas por error). Y lo hago con una banda que quizá haya tardado demasiado en aparecer por aquí: Queen. ¿Quién puede decir que no ha oído jamás algo de estos señores? No creo que los temas We will rock you o We are the champions, por ejemplo, sean totalmente desconocidos para nadie, puesto que son las melodías recurrentes para ambientar una victoria deportiva, política, la que sea.

La lista de temas largamente repetidos y mundialmente conocidos es enorme: Bicycle race, Under pressure, Somebody to love, You are my best friend, Don't stop me now, Killer queen, la insuperable Bohemian rhapsody... Todas grandes canciones, pegadizas, enardecedoras, en ocasiones bailables... la leche, vaya. Quizá por eso arrojan una cierta sombra sobre las obras que las precedieron, que no son peores pero sí menos accesibles para el gran público, ya veréis por qué. Este es el caso de Queen II (1974), el segundo LP de la banda y uno de mis preferidos. También es uno de sus álbumes más rockeros, hiperbólicos y grandilocuentes, por no hablar de la atmósfera extremadamente oscura y tétrica que prevalece en todo el álbum, incluso en temas más alegres como Some day one day. Conozcamos esta maravilla.

miércoles, 25 de enero de 2012

La otra cara de Sean Penn

Sean Penn, el director de Into the wild
Cuando descubrí el fin de semana pasado que Sean Penn, además de ser uno de mis actores predilectos, también ha hecho sus pinitos en la dirección cinematográfica y en la elaboración de guiones para la gran pantalla, quedé gratamente sorprendido, aunque debo admitir que antes de ver la cinta en cuestión mi postura era algo recelosa: no todos los grandes actores que después se han dedicado a explotar su experiencia cinematográfica desde la dirección han tenido éxito, aunque hay bastantes ejemplos positivos en ese sentido (el más importante, desde mi punto de vista, lo constituyen Clint Eastwood y las películas -obras maestras- que hizo desde que en 1992 viese la luz ese maravilloso western titulado Unforgiven).

La película más reseñable de Sean Penn como director es, sin lugar a dudas, Hacia rutas salvajes (Into the wild, 2007), y de ella vamos a hablar hoy. También es, como en el caso de la recientemente reseñada Despertares, la narración de una historia real.

Hacia rutas salvajes trata de las experiencias de un joven desencantado con su familia, la sociedad y, en general, el mundo consumista e inconformista que le rodea. Recién licenciado, Chris McCandless (Emile Hirsch), que así se llama el protagonista de nuestra historia, decide entregarse a la aventura, abandonando sin dejar aviso alguno a sus padres y a su hermana (quien actúa como narradora en la película), con una sola idea en la mente: viajar hasta el norte de Alaska para vivir en soledad, con la Naturaleza salvaje como única compañera. Durante el camino se cambiará el nombre por el de "Alexander Supertramp", y establecerá relaciones afectivas de diversa índole con numerosos personajes, dejando en todos ellos una profunda huella.

domingo, 22 de enero de 2012

Una de médicos

Cuando, hace un año, proyectaron en la Facultad de Medicina la película El doctor (1991), por la propuesta de una de las profesoras que impartían Bases Psicológicas de los Estados de Salud y Enfermedad, una de mis asignaturas más históricamente odiadas (menos mal que pese al largo nombre no dejó de ser una maría), me volví escéptico con respecto a las películas de temática médica (no me ocurrió lo mismo con las series, House sigue siendo la única de la que me confieso fiel y adicto). Y es que en aquella ocasión el filme me defraudó bastante. El doctor es un melodrama más bien barato, sin demasiado contenido pero con una intención moralizante un poco irritante a ratos, que sólo se ve salvada por la interpretación de William Hurt en el papel protagonista.

La película de la que voy a hablaros hoy, y que vi hace tan solo un par de días, trata el mismo tema que la anterior, es decir, la práctica de la Medicina clínica y más concretamente, la relación médico-paciente, pero con un enfoque mucho más acertado, como siempre desde mi humilde punto de vista. También es cierto que desde que vi El indomable Will Hunting (1997) me convertí en un fan incondicional de Robin Williams (el protagonista de la peli que hoy nos ocupa) y de Gus Van Sant, su director.

viernes, 20 de enero de 2012

Otra vez Dylan

Bob Dylan es uno de esos grandes capaces de reinventarse a sí mismos cuando las circunstancias se lo exigen. Hasta tres veces llegó Dylan a resucitar de sus cenizas desde que empezó su inigualable carrera a finales de los cincuenta.

La primera vez fue en 1975, cuando ya nadie daba un duro por él, cuando todos pensaban que ya había dicho todo cuanto podía decir y que iba a convertirse en uno de esos artistas que viven de las rentas y que solo venden para sus fans más acérrimos. Pero ¡zas!, llegó él y publicó Blood on the tracks, un disco con algunas de las mejores canciones de amor que he escuchado nunca. Pero no es de este discazo del que vamos a hablar hoy.

La segunda resurrección de Dylan ocurrió a finales de los ochenta, concretamente en 1989 con la publicación de Oh Mercy. Es un disco duro, con un estilo no demasiado diferente al de otros álbumes de los ochenta, pero que muestra un Dylan rockero hasta la médula y con muchas cosas que decir. Con un estilo crítico, este álbum de Bob es uno de los más completos del músico. Pero tampoco vamos a hablar de Oh Mercy.

Igual que le pasa a Fito, en este blog nos gusta empezar la casa por el tejado, y por ese motivo hoy reseñaré el disco que constituyó la tercera (y por el momento, última) resurrección de nuestro amigo Bob: Time out of mind, publicado en 1997.  Este disco, al igual que el mencionado Oh Mercy fue producido por Daniel Lanois, quien acompañó a otros grandes músicos en la producción de grandes álbumes (algunos de U2, Brian Eno, Emmylou Harris o el reciente Le noise, de Neil Young, se encuentran entre ellos). Para la grabación, Lanois distribuyó numerosos micrófonos colocados estratégicamente en diferentes lugares del estudio, consiguiendo así el efecto distorsionado que podemos escuchar en la mayor parte del disco. Para la casi totalidad de la crítica, y para el público en general, fue un cambio positivo en el estilo de Dylan, pero el músico no se mostró conforme con el resultado y a partir de ese momento autoprodujo todos los discos que sucedieron al Time out of mind.

martes, 17 de enero de 2012

Un Polanski salvaje

Al fin, tras la temible época de exámenes (o, por mejor decir, de examen, aunque este valiese por quince), vuelvo a poder publicar algo. La verdad es que ya había ganas.

Siento mucho haber estado desaparecido (las disculpas van dirigidas sobre todo a mi amigo Mr. Nobody, a quien le he encasquetado el marrón de publicar en solitario durante casi la totalidad del mes pasado).

Ahí va, espero que os guste.

La última cinta del francés Roman Polanski se llama Un dios salvaje, y aunque quizá la denominación "obra maestra" le viene algo grande, sobre todo si tenemos en cuenta otros títulos del aclamado cineasta -véanse Chinatown (1974) o El pianista (2001)-, lo cierto es que queda lejos de ser una fuente de entretenimiento pasivo para el espectador. Vamos, que la peli "tiene chicha".


Un dios salvaje no es para nada una película al estilo convencional. Para empezar, el guion está basado íntegramente en una obra de teatro de la genial dramaturga judía Yasmina Reza, Le dieu du carnage (2007). Esta buena mujer fue galardonada en el año 2000 con el Gran Premio del Teatro que concede la Academia francesa, por el conjunto de su carrera dedicada a esta noble disciplina artística que un servidor tanto admira. De ella recomiendo fervientemente la lectura de Arte, una obra que se representa con gran asiduidad en España (en Madrid ha llegado a estar en los carteles de hasta tres teatros diferentes de forma simultánea, ahí es nada), sin duda debido al original tratamiento del tema principal, que es la difusa delimitación que existe entre el arte moderno y el engaño.

jueves, 12 de enero de 2012

Recuerdos escasos de un libro que sabe a poco


Recuerdos de un callejón sin salida, de Banana Yoshimoto

La conclusión en el título, para ahorrar tiempo. Efectivamente, esta obra de Banana Yoshimoto (una relación amorosa con esta mujer debe de ser homérica: "Mmm, Banana") no me ha gustado demasiado. No sé si será porque no suelo leer libros de relatos (es difícil hacer un buen relato, y los que no lo son me repelen, o peor, me aburren), o que todos los relatos que contiene este libro en particular tratan de lo mismo, o tienen demasiados elementos en común. Una cosa es que tengan una temática similar, y otra que sea el mismo contenido con distinta forma u orden.

lunes, 9 de enero de 2012

Cuando el único túnel es el propio


El túnel, de Ernesto Sábato

Siguiendo con mi particular plan de fomento de la lectura, traigo un nuevo libro a este nuestro blog: es un libro finito, interesante y fácil de leer, lo que hace que en cualquier conversación sobre literatura acabe saliendo más tarde o más temprano; es un libro bastante famoso, y una de las cumbres, dicen, de la novela hispanoamericana del siglo pasado. Como excepción, hoy copiaré la sinopsis que aparece en la contraportada del libro.

SINOPSIS

El túnel (1948), del argentino Ernesto Sábato, es una de las grandes novelas sudamericanas de este siglo, cuyos ecos recogieron pronto en Europa Graham Greene y Camus. El relato, montado con los recursos de una novela policial, desarrolla un personaje que revela su psicología introspectiva e impone al lector un análisis de la desesperanza. El protagonista, Juan Pablo Castel, persigue inútilmente lo inalcanzable, que no es sino el regreso a la infancia, simbolizada en la ventana de un cuadro, motivo reiterado largamente en la narración.

viernes, 6 de enero de 2012

OK, sois unos genios


Finalmente, aquí tenéis la última entrada de la Semana (de unas dos semanas de duración) Radiohead, que se cierra con un inmejorable acto final: la reseña del disco OK Computer (1997). Además, no es una reseña cualquiera, ya que está hecha mano a mano por los dos autores de este blog. Para que nuestros respectivos fans sepan cuándo chillar, nuestras intervenciones estarán diferenciadas por colores: el azul para Mr. No One, y el verde para Mr. Nobody. Lo indiferenciado, en negro.

martes, 3 de enero de 2012

Bye, bye, baby


Sayonara, Mio, de Takuji Ichikawa

¿Cómo puede ser que la etiqueta Literatura esté tan escuálida? Tengo que ponerme las pilas. Poco a poco iré reseñando mis últimas lecturas, que ya vendrán los tiempos de poquito tiempo y tendré que tirar de archivo. Empiezo con el libro cuya portada podéis ver a la izquierda. Literatura contemporánea japonesa, rico, rico.

SINOPSIS

Un año después de la muerte de su mujer, Takkun aún no se hace a la idea de su ausencia, y siente cómo la carga que sobrelleva se le vuelve cada vez más pesada; esta carga no es otra que cuidar a su hijo de seis años, Yuji. Aquejado por extrañas dolencias, causadas al parecer por un exceso de ciertas sustancias químicas en su organismo, se ve incapaz de proporcionarle una vida corriente y feliz en vez de la que llevan, en la que predominan la ropa sucia y la comida precocinada. Hasta que un día, durante el paseo de los domingos, se encuentran con una mujer que se parece de una manera alarmante a Mio, si bien no es exactamente igual. Entonces recuerda una promesa que ella le hizo, poco antes de morir...