viernes, 20 de enero de 2012

Otra vez Dylan

Bob Dylan es uno de esos grandes capaces de reinventarse a sí mismos cuando las circunstancias se lo exigen. Hasta tres veces llegó Dylan a resucitar de sus cenizas desde que empezó su inigualable carrera a finales de los cincuenta.

La primera vez fue en 1975, cuando ya nadie daba un duro por él, cuando todos pensaban que ya había dicho todo cuanto podía decir y que iba a convertirse en uno de esos artistas que viven de las rentas y que solo venden para sus fans más acérrimos. Pero ¡zas!, llegó él y publicó Blood on the tracks, un disco con algunas de las mejores canciones de amor que he escuchado nunca. Pero no es de este discazo del que vamos a hablar hoy.

La segunda resurrección de Dylan ocurrió a finales de los ochenta, concretamente en 1989 con la publicación de Oh Mercy. Es un disco duro, con un estilo no demasiado diferente al de otros álbumes de los ochenta, pero que muestra un Dylan rockero hasta la médula y con muchas cosas que decir. Con un estilo crítico, este álbum de Bob es uno de los más completos del músico. Pero tampoco vamos a hablar de Oh Mercy.

Igual que le pasa a Fito, en este blog nos gusta empezar la casa por el tejado, y por ese motivo hoy reseñaré el disco que constituyó la tercera (y por el momento, última) resurrección de nuestro amigo Bob: Time out of mind, publicado en 1997.  Este disco, al igual que el mencionado Oh Mercy fue producido por Daniel Lanois, quien acompañó a otros grandes músicos en la producción de grandes álbumes (algunos de U2, Brian Eno, Emmylou Harris o el reciente Le noise, de Neil Young, se encuentran entre ellos). Para la grabación, Lanois distribuyó numerosos micrófonos colocados estratégicamente en diferentes lugares del estudio, consiguiendo así el efecto distorsionado que podemos escuchar en la mayor parte del disco. Para la casi totalidad de la crítica, y para el público en general, fue un cambio positivo en el estilo de Dylan, pero el músico no se mostró conforme con el resultado y a partir de ese momento autoprodujo todos los discos que sucedieron al Time out of mind.




Este álbum contiene algunas de las canciones más célebres y versionadas de la carrera de Dylan. El tema que lo abre es Love sick. Recuerdo que fue uno de los primeros que escuché del cantautor, y quedé horrorizado. No estaba acostumbrado a su voz, ni entendía lo que decía. Pero después, según fui descubriendo el significado, se fue convirtiendo en uno de los imprescindibles, y en uno de los más reproducidos, según la lista de canciones de mi móvil.

Dylan interpretando Love sick
Sometimes the silence can be like thunder
Sometimes I wanna take to the road and plunder
Could you ever be true?
I think of you and I wonder.

I'm sick of love, I wish I'd never met you

I'm sick of love, I'm tryin' to forget you.
Just don't know what to do.

I'd give anything to be with you.

(Algunas veces, el silencio puede sonar como un trueno.
Algunas veces, me gustaría coger la puerta y salir.
¿Podrías ser sincera por una vez?
Pienso en ti, y me lo pregunto.

Estoy enfermo de amor, ojalá no te hubiese conocido nunca.
Estoy enfermo de amor, estoy tratando de olvidarte.
Es solo que no sé qué hacer.
Daría cualquier cosa por estar contigo).

Solo Dylan puede resumir algo tan complejo en palabras tan sencillas. Os dejo el vídeo con una de mis versiones preferidas de este tema. Obviad el bailecito de los imbéciles del fondo:



El tercer corte del disco es Standing in the doorway, una de esas deliciosas y largas canciones de Dylan. Me quedo con el contundente Don't know if I saw you if I would kiss you or kill you ("No sé qué haría si te viera, si besarte o matarte") de la primera estrofa.

Nos saltamos Million miles y llegamos a Tryin' to get to heaven, uno de los temas más sentidos del álbum. Es una de esas canciones que podrías escuchar una y otra vez sin cansarte. El ritmo engancha, las armonías y la voz lenta, reptante y ronca de Dylan te arrastran desde la primera frase. Me encanta la parte que dice:

People on the platforms
Waiting for the trains.
I can hear their hearts a-beatin’
Like pendulums swinging on chains.


(La gente, desde el andén,
esperando el tren.
Puedo oír sus corazones palpitando
como péndulos balanceándose sobre cadenas.)

Por cierto, David Bowie la versionó, y salió como cara B en el álbum Secret songs:



Pero, aunque adoro al señor Bowie, debo admitir que me gusta más la versión de Bob, con su voz de cocainómano crónico incluida.

'Til I fell in love with you no es de mis preferidas del disco, pero es un tema que gusta bastante, así que dejo constancia de su existencia, por si os apetece escucharlo.

Y llegamos al momento clave. A partir de la séptima pista se suceden tres canciones que se encuentran entre las mejores de la discografía de Dylan posterior a sus obras maestras de los sesenta. El primero de esta tríada de temazos es Not dark yet, sobre alguien que presiente que su amor se va a apagar en breve. ¿Quién no ha sentido alguna vez que it's not dark yet/but it's getting there (aún no ha oscurecido/pero no va a tardar)?

Dylan en Masked and anonymous, una película escrita y dirigida por él mismo.
Que se dedique a cantar, será mejor para todos...



Es imposible hacer una lista con las citas más reseñables de la letra, porque no hay una sola estrofa que no sea poesía en estado puro. Por señalar alguna (más por azar que otra cosa):

Feel like my soul has turned into steel.
I've still got the scars that the sun didn't heal.
There's not even room enough to be anywhere.

(Siento como si mi alma se hubiese vuelto de acero.
Aún tengo las cicatrices que el sol no curó.
Ni siquiera hay suficiente habitación para estar en alguna parte.)

Well my sense of humanity has gone down the drain.
Behind every beautiful thing there's been some kind of pain.

(Mi sentido de la humanidad se ha ido por el desagüe.
Detrás de cada belleza siempre ha habido algún tipo de dolor.)

Cold irons bound es mi canción preferida de Time out of mind, junto a la ya mencionada Love sick. Es el tema más movidito del disco, con un ritmo rock y un estilo cuidadosamente descuidado, distorsionado, que casi podríamos calificar de "sucio", bastante poco usual en Dylan. Es por esto que Cold irons bound impacta en una primera escucha, sobre todo si tenemos en cuenta el contexto en el que está encuadrada (Time out of mind es, por lo general, un disco de canciones muy reposadas, muy para poner mientras te das un baño de espuma).

Conocí esta canción no por el álbum, sino por la película titulada I'm not there, de tinte surrealista, una curiosa cinta en la que varios intérpretes dan vida a Dylan en la gran pantalla, en las distintas facetas que muestran su vida y obra. Todos los actores son bastante famosos, y entre ellos, curiosamente, encontramos a una mujer: Cate Blanchett, quien por cierto se sale en su papel.

La letra de esta canción también es la leche. Sirva como ejemplo el comienzo:
Cartel del filme I'm not there

I'm beginning to hear voices and there's no one around.
Well, I'm all used up and the fields have turned brown.
I went to church on Sunday and she passed by.
My love for her is taking such a long time to die.
 

I'm waist deep..., waist deep in the mist.
It's almost like.., almost like I don't exist.
I'm twenty miles out of town, in cold irons bound...

(Empiezo a oír voces y no hay nadie alrededor.
Estoy agotado, y los campos se han agostado.
Fui el domingo a la iglesia y ella pasó a mi lado.
Mi amor por ella está tardando mucho en morir.

Estoy hundido hasta la cintura, en la bruma.
Es casi como..., casi como si no existiera.
Estoy a veinte millas de la ciudad con los fríos grilletes.)

O algo más adelante:

There's too many people, too many to recall.
I thought some of 'm were friends of mine, I was wrong about 'm all.
Well, the road is rocky and the hillside's mud,
up over my head nothing but clouds of blood.

Hay demasiada gente, demasiada como para recordarla.
Pensé que algunos de ellos eran mis amigos, me equivoqué con todos.
Vaya, el camino es rocoso y la ladera es barro,
por encima de mi cabeza sólo hay nubes de sangre.)

Y terminamos la secuencia de temazos (no es que los dos últimos sean malos, pero es que estos son demasiado buenos, de verdad) con Make you feel my love, probablemente el tema más versionado del Dylan post-ochenta. Se trata de una canción sencilla, puede que algo empalagosa según tu estado de ánimo, con una letra también muy simple (como la mayor parte de las letras de este álbum, por otra parte), pero que no por ello desmerece:

When the evening shadows and the stars appear,
and there is no one there to dry your tears,
I could hold you for a million years
to make you feel my love.

I know you haven't made your mind up yet,

but I would never do you wrong.
I've known it from the moment that we met.
No doubt in my mind where you belong.


(Cuando aparecen las sombras vespertinas y las estrellas
y no hay nadie que seque tus lágrimas,
te abrazaría durante un millón de años
para hacerte sentir mi amor.

Sé que aún no te has dado cuenta
pero nunca te haría daño.
Lo supe desde el momento en que nos conocimos.
No tengo ninguna duda de a dónde perteneces.)

Os dejo la versión de Adele, que aunque no esté entre mis cantantes preferidas, lo cierto es que le hace justicia a la canción:


El álbum se cierra con Can't wait (también muy recomendable) y la larguísima Highlands. Tal vez Dylan se equivocó al cerrar un disco como Time out of mind con un tema tan extenso que puede llegar a hacerse algo pesado.

También me gustaría reseñar que algunas de las caras B de este álbum, que se incluyeron en el disco The bootleg series vol. 8: Tell tale signs, están a la altura de las del propio Time out of mind. Es el caso de Red river shore.

Es todo por hoy. Os dejo el enlace de descarga aquí. Disfrutadlo, por favor.

2 comentarios:

Mr. Nobody dijo...

Impresionante reseña, compañero. Se nota tu pasión por este buen hombre.

Este disco es una de mis asignaturas pendientes. Cuando me iniciaste en Dylan y me sugeriste este disco, entre otros, no me gustó nada, pero ahora que estoy más acostumbrado a su estilo (y su voz, para qué vamos a engañarnos xD) me va atrayendo algo más. En aquellas primeras escuchas me quedaba con "It's not dark yet" y "Cold irons bound", otras como "Love sick" eran más durillas y no acababa de tragarlas...

Mr. No One dijo...

¡Gracias, amigo! Pasión es poco... =P

Como yo mesmo digo en la reseña, a mí tampoco me convenció el "Time out of mind" la primera vez que lo escuché, ciertamente es un disco duro. Es con escuchas posteriores cuando te das cuenta de que es uno de los imprescindibles de Dylan (puede que sea el disco más importante que haya publicado desde el "Blood on the tracks", hace ya 36 años).

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