sábado, 31 de diciembre de 2011

Nihilismo, tortas e Ikea


Mr. No One y un servidor estamos a la derecha, fuera de plano
¡Estrenamos "sección"! Y pongo sección entre comillas porque en realidad no es tal, sino una especie de nuevo modelo de entrada. En estas entradas comentaremos al mismo tiempo un libro y su adaptación cinematográfica. Creo que es una idea interesante, porque además de hacer dos entradas en una (¡menos esfuerzo!), añade una nueva dimensión a la reseña al permitir comparar una misma historia en un medio y otro. Así, podréis saber si la adaptación de ese libro que tanto os gustó merece la pena, o interesaros por la fuente original de aquella otra película que os fascinó, o saber cuál de las dos opciones es más recomendable, si no habéis visto o leído ninguna de las dos opciones. Y es que no siempre se puede decir aquello de "Me gustó más el libro".

Un ejemplo de esto (siempre según mi humilde opinión, claro) es El club de lucha (1996), la novela de Chuck Palahniuk, y la adaptación de la misma, dirigida por David Fincher en 1999. No es que el libro sea malo, pero tampoco es extraordinario; además, la puesta en escena de su versión en celuloide, con una banda sonora excepcional y el trío protagonista (Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter) llenando la pantalla cada vez que la cámara les enfoca, hace ganar enteros a una historia de por sí ya interesante. Veamos qué tenemos entre manos:

SINOPSIS (común)

El protagonista (Edward Norton)es un hombre encerrado en una vida de rutina, mediocridad y decoración minimalista. Aunque no haya nada en particular que pueda provocarlo, padece un terrible insomnio. Tiempo después descubre el que parecer ser el único remedio: acudir a grupos de apoyo, aunque no sufra cáncer, ni sea alcohólico, ni le hayan extirpado los testículos. De esta forma, todo parece regresar a su cauce habitual...

...hasta que dos personas lo desbaratan todo, cada uno por su lado y a su manera, más sutil o más explosiva. Estas dos personas no son otros que Tyler Durden (Brad Pitt) y Marla Singer (Bonham Carter), dos personajes que poco tienen de normales.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Superación personal y colectiva


¿Thom Yorke en plan onanista? No, un muñeco que se le parece
Continuando con nuestra Semana Radiohead (semi-oficial, casi espontánea y no publicitada...), os traemos otro disco más de estos grandes artistas. Como somos tan chachis, empezamos a comentar la discografía de un grupo por su penúltimo disco y continuamos con el segundo. En general, este orden es muy poco propicio: ¿dónde quedan la evolución, la continuidad entre álbumes sucesivos, esa self-influence presente en la carrera de todos los artistas? Difícilmente se podrá percibir todo esto saltando de un disco a otro aleatoriamente, ¿no? Sin embargo, ésto no es así cuando el grupo que sube a la palestra es Radiohead. Estos buenos señores saben inventarse en cada disco, haciéndolo distinto del anterior y sin sentar ningún precedente para el siguiente, con la experimentación como única constante.

domingo, 25 de diciembre de 2011

La cohesión hecha música

Hoy voy a hablar de una de las bandas más influyentes en el rock de los últimos años, si no la más influyente. Se trata de Radiohead, un quinteto inglés liderado por Thom Yorke (voz, guitarra rítmica, teclados y efectos de sonido), e integrado además por Johnny Greenwood (guitarra solista y teclados), Ed O' Brien (guitarra, efectos de sonido, piano y coros), Colin Greenwood (bajo, teclados y sintetizador) y Phil Selway (batería).

La banda al completo
La publicación del infravalorado Hail to the thief en el año 2003, supuso un punto de inflexión en la trayectoria de Radiohead, pues con él dejaron de lado ese sonido tan extremadamente experimental como el que desarrollaron en los magníficos Kid A (2000) y Amnesiac (2001), para regresar a unas raíces más puramente rockeras, menos complicadas de escuchar. O al menos parcialmente, porque siempre supieron conservar su carácter anticomercial, como corresponde a lo que son: casi un grupo "de culto".

Es precisamente este uno de los aspectos que mejor caracteriza a Radiohead: su increíble capacidad para hacer que crítica y público se pongan de acuerdo cada vez que un nuevo álbum de la banda sale al mercado. Y es que, hasta la fecha (y con la posible excepción del último, The king of limbs, pero esto es una opinión personal) estos tíos se superan con cada disco que sacan, aunque pareciera imposible mejorar lo hecho anteriormente. En efecto, parece que Radiohead ha demostrado que sí es posible "lavar más blanco".

jueves, 22 de diciembre de 2011

Los otros Camel (no los cigarros)


Aunque mi compañero Mr. No One intente introducir algo de variedad en este nuestro blog (él y su música moderna, psst), yo sigo erre que erre con algunos de mis discos favoritos, la mayoría antiguos. Prometo algún cambio para la siguiente reseña musical: traeré un disco de hace sólo 16 años.

Pero hoy toca uno publicado hace nada más ni nada menos que 35 años, allá por 1976: Moonmadness, de los británicos Camel. Éste es un grupo que, en mi opinión, encarna a la perfección los, digamos, valores del movimiento progressive de los 70: una rica instrumentación, que tiene un papel predominante en todas las canciones; la abundancia de canciones instrumentales con grandes dosis de experimentación; y unas letras trabajadas y en general muy sugerentes. A pesar de eso, no suele aparecer en las listas de "Mejores grupos" de tal o cual época, de tal o cual género. "Entonces no será para tanto, el grupito este", pensarás. Pues intentaré convencerte de lo contrario, desconfiado lector.

martes, 20 de diciembre de 2011

Avellaneda, Avellaneda...


Dado que terminó la encuesta acerca de qué preferíais que reseñara primero dando una aplastante victoria a La tregua, de Mario Benedetti, con tres votos sobre un total de tres votos (me gustaría saber quién es la tercera persona que votó), paso a comentar esta novelita tan interesante. Como es habitual, primero el argumento a grandes rasgos:

SINOPSIS

A Martín Santomé le faltan sólo seis meses y veintiocho días para poder jubilarse. Es exactamente el tiempo que le queda antes de cumplir los cincuenta años, y más allá de esa fecha, el ocio, al que ya consagra buena parte de sus reflexiones. Éstas quedan reflejadas en un diario, en el que escribirá no sólo acerca de su trabajo, también sobre sus hijos, sus amistades y la vida en general. La rutina y el hastío dominan su vida, hasta que un cierto elemento hace su aparición, trastocando su vida por completo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

El poder de la sugerencia

Siempre me han llamado mucho más la atención aquellos cantantes o bandas musicales que tienen la capacidad dar a entender sin llegar a decirlo todo, de retar al oyente a que interprete la canción a su modo, de tal forma que en cada momento signifique algo diferente; en definitiva, de sugerir más que narrar simple y llanamente. Los temas de estos autores suelen ser una fuente inagotable de sorpresa: cada vez que escuchas una canción así descubres nuevos matices en los que antes no habías caído.

Iván Ferreiro es uno los pocos rockeros españoles que consigue reunir en su música estas características (al menos, yo no conozco a muchos más, si bien es cierto que no estoy muy puesto en el panorama actual del rock español), y por eso he decidido dedicarle esta reseña. Lo dice él mismo en la canción Rocco Sigfredi, a la que nos referiremos posteriormente:

Avería y redención, para ponerlo todo en la canción/Contarlo todo, sin decir cómo pasó/Es imposible no entenderlo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Hay una mujer y hay cerillas, pero no es de Larsson


La niña que amaba las cerillas, de Gaétan Soucy

Es difícil decir de qué va este libro. Según uno lee la sinopsis se imagina una serie de hechos que después ni siquiera aparecen; en su lugar, Soucy nos entrega una historia extraña, macabra y muy interesante, con giros argumentales y un racionamiento extremo de la información al lector. Y todo en apenas 160 páginas.

SINOPSIS

Cuando una mañana los dos hermanos se encuentran a su padre muerto en su habitación, se sienten de pronto perdidos en un universo caótico y sin control; su padre, quien movía todos los hilos en el mundo que habitaban mediante sus mandatos perentorios y sus palizas, ya no está para dirigirlos y sin él se sienten confusos y perdidos. ¿Qué deberán hacer a partir de ahora?

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El realismo musical y la crítica censurada


El disco cuya portada podéis ver a la izquierda es, junto con The Wall, de los Pink Floyd, uno de los culpables de mi iniciación a la música y mi predilección por el rock progresivo. Es el disco de 1971 Aqualung, del grupo británico Jethro Tull, que es, hoy por hoy, la banda de rock en activo con más años de carrera después de los incombustibles Rolling Stones. Fue el primer gran éxito del grupo, aunque tras de sí tiene tres discos bastante apreciables, especialmente el inmediatamente anterior, Benefit. Además, significa la culminación de la evolución del grupo hacia el folk rock.

Es en este disco cuando alcanzan, en mi opinión, una de las cimas compositivas de su carrera, sólo superada por Thick as a brick (1972), una obra maestra de la que ya hablaré más adelante, en otra reseña. Este Aqualung es un disco controvertido, extraño y genial. Sus letras sobre los bajos fondos y los desechos de la sociedad, y la crítica feroz que hace de las religiones organizadas (especialmente la Iglesia anglicana, por aquello de la cercanía) le valieron no pocas críticas e incluso la censura en su versión para España, publicada allá por 1976.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El piano, un instrumento de locos


La pianista, de Elfriede Jelinek

No tenía pensado hacer una reseña de este libro Es un libro duro, raro, de esos que parece mejor no comentar largo y tendido porque siempre se dejaría algo en el tintero. Pero aquí está la reseña. Me ha gustado y no me ha gustado; por una parte, la historia que propone la autora es sencillamente escalofriante, perturbadora y a la vez muy atractiva. Por otra, la forma en que presenta esta historia es poco accesible y a ratos tenía que obligarme a mí mismo a continuar. No por falta de interés, que conste. Aviso, la reseña es larga y desvelo alguna que otra cosa del argumento (tengo que empezar a cambiar esto...).

SINOPSIS

Erika Kohut es una mujer que ha alcanzado una cierta edad sin apenas salir de su mundo de música y hogar familiar: cualquier intento de mirar más allá es automáticamente coartado por su madre, una mujer posesiva, asocial y, a menudo, cruel. En estas circunstancias pasa Erika Kohut su vida entre su casa y la escuela donde da clase de piano; la severidad y austeridad impuestas han hecho mella en ella, y apenas hace esfuerzos de resistencia ante su madre, quien la maneja casi a placer.

Pero los cimientos de esta situación se tambalearán cuando, en la escuela, un joven alumno llamado Walter Klemmer se enamora de ella. Esto hará que Erika comience a cuestionarse su pasado y su presente, y tal vez a luchar por su futuro.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Un debut espectacular

La película impresiona desde la primera escena. En ella, una muchacha ligera de ropa y tendida en la cama está siendo grabada por alguien a quien no vemos, mientras la escuchamos quejarse de su familia: "Yo necesito un padre ejemplar, no un niñato capullo que manche los calzoncillos cuando traigo a casa a una amiga del colegio. Qué gilipollas. Deberían sacrificarle, y que deje ya de sufrir", dice ella. "¿Quieres que lo mate?", responde el que graba, con la tranquilidad del que pregunta la hora.

La chica reflexiona un instante en silencio, se incorpora, mira fijamente a la cámara y responde con un simple: "sí, ¿lo harías?"

martes, 6 de diciembre de 2011

¿Y si esta vez te quedaras?


Eternal sunshine of the spotless mind, de Michael Gondry (2004)

Llegué a esta película de una forma bastante casual. Vi en alguna página una crítica en la que la recomendaban, pero, tonto de mí, el que fuera de Jim Carrey, que en español se titulase ¡Olvídate de mí! y que tuviera el póster promocional que tiene me hizo pasarla por alto. Horas después estaba ojeando la película Melancholía, de Lars von Trier, y curioseando la ficha de Kirsten Dunst en la Wikipedia vi que participaba en la película que hoy nos ocupa. Por aquello de que las casualidades a veces son indicaciones del destino (aunque Winslet y Dunst también ayudaron), me decidí a verla. Me encantó. Y Jim Carrey hace un papelón.

SINOPSIS

Joel Barish (Jim Carrey) es un tipo solitario, tímido. Por eso le resulta inexplicable por qué, siguiendo un impulso irresistible, se ha subido en un tren en dirección a Montauk, Nueva York, en vez de tomar la línea que debería llevarle al trabajo. Una vez allí, mirando el mar en pleno invierno, inicia una breve introspección (“¿Qué debería hacer con mi vida?”). En el tren de vuelta, conoce a una mujer bastante peculiar, extrovertida, soñadora, diametralmente opuesta a él: se llama Clementine Kruczynski (Kate Winslet). Todo empieza con un tópico: ¿no nos hemos visto antes? Esto es cierto, pero no en el sentido que ambos piensan.


El título original de la película (me niego a llamarla por la adaptación española) es Eternal sunshine of the spotless mind (“Eterno resplandor de una mente inmaculada”). Supongo que quisieron atraer al público habitual de Carrey, disfrazar el film como una de esas comedias tontas que infestan los cines en fiestas. Pues esos fans de la comedia de Carrey se llevarían una desilusión, porque de comedia no tiene apenas nada. La historia en sí es dramática, pero es que además plantea unas ideas que tienen mucha enjundia.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El mejor directo de Bruce

Todos conocemos a Bruce Springsteen. Incluso a los menos aficionados a nuestro género musical favorito les suena el nombre de "El Jefe". Y es que, a pesar de que la carrera del rockero de New Jersey ha estado salpicada de altibajos (los 90 no fueron precisamente su mejor época), es innegable que su influencia en la historia de la música reciente ha sido decisiva a todas luces.

Springsteen absorbió como una esponja todo lo que podía escuchar en la radio durante su infancia y adolescencia, en los 50 y 60. Ya lo dice él mismo en No Surrender, tema del celebérrimo Born in the USA (1984):

We learned more from a 3-minute record, baby/than we ever learned in school. ("Aprendimos más de una grabación de tres minutos, nena/de lo que jamás aprendimos en la escuela").

Conoció la música de Bob Dylan gracias a su madre, que era fiel admiradora del cantautor, y esta influencia quedaría tan marcada en él que fue el Boss quien indujo a Dylan en el Rock and Roll Hall of Fame allá en 1988, dedicándole una emotiva versión de The Times They Are A-Changin'. Pero lo cierto es que Bruce no tomó la firme decisión de entregarse en cuerpo y alma a la música hasta que vio una actuación de Elvis Presley en la televisión, cuando contaba 13 años de edad. Él mismo corrobora ambas influencias con su famosa sentencia: "En la música, si Elvis puso el cuerpo, Bob puso el cerebro".

viernes, 2 de diciembre de 2011

De la rebelión anfibia


La piel fría, de Albert Sánchez Piñol

Atraído por su temática y por las buenas críticas que había leído, hice una visita rápida a la biblioteca para coger, entre otros, este libro de apenas trescientas páginas. Acometí su lectura con altas expectativas, y la terminé con la satisfacción de que no se vieran defraudadas.

SINOPSIS

El protagonista (un hombre innominado), antiguo activista del IRA irlandés, arriba a una isla perdida cercana a la Antártida para sustituir al oficial atmosférico que opera en dicha isla. Desde el momento que pisa la isla algo parece no marchar como debería: el hombre al que debe sustituir no aparece por ninguna parte; la única otra presencia humana en la isla, el operario del faro llamado Batís Caffó, parece haber perdido la razón; y en la isla reina un extraño silencio.

Pero todo esto queda en un segundo plano cuando, al llegar la noche, empieza a oír ruidos alrededor de la casa, y, cuando ve un brazo azul metiéndose por la gatera de la puerta de la casa donde se hospeda, descubre que está siendo atacado por unos seres que poco tienen de humanos…

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Una de cine: C.R.A.Z.Y.


Me recomendaron C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005) hace apenas un par de semanas (gracias de nuevo, Borja), y me impresionó tanto que no he podido resistir la tentación de dedicarle una reseña. C.R.A.Z.Y. es la agridulce narración de los errores de una vida o, por mejor decir, de varias. Alguien dijo que, a lo largo de nuestra existencia, nuestros fracasos superan a los aciertos en número y aparatosidad. Tristemente, y desde mi punto de vista (el que os habla siempre ha sido un pesimista convencido, por razones prácticas más que otra cosa) esta afirmación es completamente cierta: basta con echar una mirada atrás para corroborarlo. ¿Cuántos de nosotros hemos visto incumplidos nuestros sueños y expectativas de la infancia? ¿Cuántos han sido nuestros fracasos profesionales, familiares o amorosos, y cuántos nuestros aciertos? ¿Cuántas veces nos hemos sentido frustrados? Probablemente muchas más de las que nos hemos sentido felices por haber alcanzado una meta o cumplido un objetivo. No es mi intención deprimir a nadie. Esta introducción fatalista viene a cuento porque la película de la que hoy voy a hablar también lo es. C.R.A.Z.Y. es una historia ágil, increíblemente introspectiva, pesimista como pocas, pero esperanzadora al mismo tiempo, acerca de la búsqueda de la felicidad y la verdad sobre uno mismo.

El filme, bastante desconocido a pesar de no merecerlo (como ocurre con la mayor parte del cine independiente), se produjo en Quebec, Canadá. Ambientado fundamentalmente en los años 70, narra la historia de Zachary (Marc-André Grondin), el cuarto hijo de una familia de cinco hermanos, todos varones, y de cuyas iniciales surge el título de la película. La película empieza en el momento del nacimiento de Zac, complicado, a modo de preludio de lo que será el resto de su vida, y finaliza en su adultez, deteniéndose especialmente en su infancia y adolescencia, momentos clave en la búsqueda de su identidad.

Llama la atención gran capacidad interpretativa de los actores, especialmente la del señor Grondin (sin menospreciar al resto del elenco), porque consigue lo que pocos: que nos olvidemos por un momento de quiénes somos, y nos introduzcamos en el cuerpo y alma de este personaje condenado absurdamente a ser repudiado por su círculo más cercano: su familia. En ocasiones, podemos llegar a vivir en primera persona sus sentimientos, emociones y también las injusticias que sufre por parte de su familia, especialmente de su padre y sus hermanos mayores. En un par de momentos, la angustia que transmite la narración es tal, que resulta casi imposible que a uno no se le haga un nudo en la garganta. Como ese en el que el joven Zac, siendo apenas un niño, se orina mientras duerme en un campamento y empieza a rezar para que ninguno de sus crueles compañeros se dé cuenta; sin éxito, como cabe esperar. 

¿He mencionado que Zac, el personaje principal, es homosexual? Puede que, después de todo, no sea un dato tan relevante como cabría esperar. C.R.A.Z.Y., a pesar de ser considerada por lo general una película de temática LGBT, va mucho más allá, según mi opinión, de ser la típica historia del desventurado joven gay que debe aceptar su condición para ser feliz. Y es que destaca la sensibilidad con la que los distintos temas, comenzando por la orientación sexual de Zac, son tratados a lo largo del filme. Por ejemplo, me llamó la atención que en ningún momento apareciera ninguna escena de sexo gay explícito, en oposición a las numerosas relaciones heterosexuales que se muestran a lo largo de las dos horas largas que dura la película.

En definitiva, y siempre desde mi punto de vista, el tema principal de la película, más que el mero tratamiento de la homosexualidad del protagonista, que también, es la búsqueda de la propia identidad cuando las circunstancias son adversas, y nos hace plantearnos hasta qué punto debemos dejar de vivir nuestra vida para agradar a las personas que nos rodean, por mucho que nos quieran.

Pero no solo el personaje de Zac es imprescindible. La madre del muchacho (Danielle Proulx) será su único apoyo a lo largo de este viaje de autodescubrimiento para el protagonista y de reflexión para el espectador. Por el contrario, el padre (Michel Côté), que encarna la figura autoritaria y homófoba, tendrá que cambiar radicalmente su forma negativa de ver la homosexualidad, tomar la difícil decisión de rechazar a su hijo…, o cambiar su sexualidad a la fuerza.

Los excesos y la drogadicción también están presentes, de un modo paralelo, en C.R.A.Z.Y. De ellos será víctima Christian, el hermano mayor (Maxime Tremblay). Pero no todo son desgracias y malas vivencias. También hay espacio para el humor, y de vez en cuando se suceden algunos momentos dulces para soportar tanta tensión, lo que convierte a esta película en una tragicomedia en toda regla. La crítica a la religión constituye un tema más secundario, pero también presente a lo largo de la cinta.

Otro de los aspectos que engancha de C.R.A.Z.Y. es su magistral banda sonora. La música está presente de un modo especial en esta película. Gran parte del presupuesto (no muy elevado, imagino) fue invertido en pagar los derechos de autor de los temas que aparecen en el filme, lo que obligó a Vallée, el director, a reducirse el sueldo a sí mismo. Pink Floyd, los Rolling Stones, David Bowie y los iconos de los 50 Patsy Cline y el francés Charles Aznavour, constituyen el grueso de este maravilloso trasfondo musical que contribuye a dar sentido, ambiente y cohesión a la trama. 

A modo de curiosidad: gran parte del guion fue elaborado por los propios actores, y está basado, en parte, en las vivencias y recuerdos de muchos de ellos.

El estreno de C.R.A.Z.Y. fue un éxito rotundo. Cosechó 11 de los 13 premios Gendie del cine canadiense y fue nominado a los Oscar y los Globos de Oro, además de ganar múltiples galardones en festivales de cine internacionales, y lograr una aprobación rotunda y unánime entre el público y la crítica (la película recaudó 6,2 millones de dólares canadienses, algo poco habitual en el cine en lengua francesa).
Os dejo el tráiler. Que la disfrutéis, si decidís verla.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Una revolución a punta de pistola


Revolver, de The Beatles

El disco que hoy nos ocupa fue todo un descubrimiento para mí. Leí una crítica que lo clasificaba como rock progresivo, género al que soy bastante aficionado, así que me hice con él y me puse a escucharlo. Cuando terminó, y sin intentar siquiera sacar algún tipo de conclusión sobre lo que había escuchado, lo volví a poner desde el principio. Me encantó, de principio a fin.

Como la mayoría de gente (cada vez menos, me temo), conocía un poco a The Beatles, al menos sus mayores éxitos, aquellas canciones que no se puede puede vivir sin haber escuchado, como Yesterday, Let it be o Yellow submarine. También de algunas referencias de Mafalda, pero esto no viene al caso. Nunca me llamaron especialmente la atención. Pero fue escuchar este disco, y que empezaran a caer uno tras otro: Rubber soul, el maravilloso Sgt. Pepper’s lonely hearts club band, Help!... Aunque Revolver permaneció en el podio como mi disco favorito de los Beatles.

John Lennon disfrutó mucho la fase
de documentación para este disco.
El disco fue publicado en 1966, cuando The Beatles estaba en su mejor momento compositivo: la experimentación es el leitmotiv de buena parte del disco, haciendo evolucionar de manera notable el sonido Beatle, dejando de abundar los coros propios de los cuartetos de la época y volviéndose más personal; las letras ya no se centran tanto en el amor y dan cabida a una temática más amplia, y empiezan a tener un mayor poder de sugestión (hay cientos de ejemplos de que las drogas estimula la creatividad. Éste es uno de ellos). Además, es un disco construido por todo el grupo: Lennon y McCartney siguen siendo la principal fuerza compositiva, pero Harrison se reafirma como el gran compositor que es, además de continuar con su vena hinduista iniciada con Norwegian wood. Ringo Starr… Pues canta Yellow submarine, que no es poco.

Y es que éste es un disco compuesto de grandísimas canciones con fuertes contrastes: empieza con la ácida Taxman (gran solo de guitarra de McCartney); continúa con Eleanor Rigby, una canción terriblemente triste y melancólica; y rematan la faena con I’m only sleeping, con el famoso “Yawn, Paul” de Lennon. La cara A termina con una canción que me cautivó inmediatamente: She said she said, con su característico riff y su letra “ácida” (pero no en el sentido habitual xD) (Wiki). Para mí es inolvidable ese primer And she's making me feel like I've never been born. ¿Quién quiere LSD, teniendo esta canción (y Lucy in the sky with diamonds)?

La cara B es más “beatlesca”, ya que Good day sunshine, I want to tell you y Got to get you into my life son más bien continuistas. Destacan And your bird can sing y For no one, dos canciones que hablan de dos formas de afrontar un desengaño amoroso totalmente opuestas: Lennon adopta una actitud más bien sarcástica y altiva:
You tell me that you've got everything you want
And your bird can sing
But you don't get me
You don't get me


,mientras que McCartney se entristece y se hunde ante el desprecio que le muestra su pareja, aunque no termina de creer que todo ha acabado:
You want her, you need her
And yet you don't believe her
When she said her love is dead, you think she needs you


Ésta última es de lo mejorcito que he escuchado del grupo; uno puede imaginarse a Paul McCartney sentado en un sofá, mirando con amargura a su pareja mientras "she says that long ago she knew someone, but now he's gone she doesn't need him" con tono de decepción. Es una obra casi exclusiva de McCartney, aunque no hay que olvidar el inconfundible solo de trompa de Alan Civil. El colofón del album es Tomorrow never knows, la más experimental del disco, y que aporta un curioso matiz al incluir el solo de guitarra de Taxman, la primera canción, invertido. Una curiosa simetría.

En resumen, un muy buen disco en el momento cumbre (para mí, repito) de la carrera de The Beatles; de hecho, la revista Rolling Stone lo colocó como el tercer mejor disco de la historia allá por el 2003. Como ésto de las listas siempre es algo muy relativo, lo mejor es que juzguéis por vosotros mismos. Disfrutad del disco.



The Beatles - Revolver

sábado, 26 de noviembre de 2011

En el principio, estaba Dylan...

La primera vez que escuché a Bob Dylan, no entendí nada. No sé cuál fue la primera canción que oí del trovador de Minnesota, pero sí recuerdo que no alcancé a comprender cómo esa voz nasal tan característicamente fea, esa forma tan rudimentaria de tocar la guitarra, esas desafinaciones y ese modo de cantar tan poco ortodoxo habían conquistado al gran público y convertido a Dylan en uno de los rockeros más valorados de todos los tiempos, si no el que más.

Un tiempo después de ese primer contacto tan poco satisfactorio con la música del señor Dylan, decidí darle una segunda oportunidad. Y entonces cayó en mis manos el disco que hoy os presento: el Blonde on blonde, de 1966 (¡ya ha llovido!). Con el tiempo, este álbum se ha convertido en mi preferido, y recurro a él con mucha frecuencia; pero a pesar de eso, aún me sigue emocionando como la primera vez.

La mayor parte de los críticos musicales y dylanistas incondicionales coinciden en declarar el Highway 61 revisited, publicado con un año de anterioridad al que hoy nos ocupa, el mejor álbum de Bob. Creo que la única razón por la que prefiero el Blonde on blonde es su duración, de 73 minutos largos, que lo convirtió en el primer álbum doble de la historia del rock (si bien hoy en día se edita en un solo disco). El Highway 61 es bueno, de eso no hay duda, pero el Blonde es, desde mi humilde punto de vista, tan bueno como este, y además, más largo. Es decir, este disco condensa calidad y cantidad, así que, ¿qué más se puede pedir? Por otra parte, tengo la sensación de que el Blonde tiene un sonido más consistente, más acabado, a modo de consolidación del trabajo anterior, como si Dylan estuviese increpando a sus detractores: "Esto es lo que me apetece hacer, y esta es la música que haré a partir de ahora, así que idos acostumbrando".

Medio año le costó a Dylan grabar esta joya del folk-rock, género que él mismo contribuyó a crear con el también célebre (aunque tristemente menospreciado en su tiempo) Bringin’ it all back home (1965), donde dejaba clara su intención de volverse eléctrico. A partir de ese momento, el folk-rock se expandió como una mecha a lo largo y ancho del continente americano y, con posterioridad, de Europa.

Este álbum contiene, como no podría ser de otra forma, la que también es mi canción favorita. Se trata de Visions of Johanna, que ocupa el tercer corte del disco. La primera vez que la escuché, supe que era una canción especial, a pesar de no tener ni idea de qué significaba la letra. La música acompañaba a la voz rasgada de Dylan de un modo tan increíblemente sutil, que simplemente la convirtió para mí en el tema perfecto, difícilmente superable por otro. Conseguí hacerme con un libro de letras de Dylan considerablemente bien traducidas, y cuando llegué a la de Visions of Johanna, supe que se trataba de la mejor canción que había escuchado nunca (y, aún hoy, lo sigue siendo). La letra, especial como todas las de Dylan, no es más que una sucesión de imágenes surrealistas difícilmente interpretables. Aunque hay quien se atreve a afirmar que es autobiográfica, ya que hablaría de un triángulo amoroso que vivió Dylan a principios de los 60 (hipótesis que no me convence demasiado).

Por otra parte, esta canción contiene la frase más famosa del cantautor:

“The ghost of electricity howls in the bones of her face” (“El fantasma de la electricidad aúlla en los huesos de su cara”).

Una imagen sugerente como pocas. Además, a modo de curiosidad, la frase:

“Jewels and binoculars hang from the head of the mule” (“Joyas y binoculares cuelgan del cuello de la mula”).

Inspiraron a los Rolling Stones para diseñar la portada de su más famoso álbum en directo: el Get Yer Ya-Ya’s Out.

La letra de Visions of Johanna es considerada por muchos la mejor de toda la historia del rock.

No hay ningún tema flojo en este disco, ni siquiera el que lo abre, Rainy Day Women #12 & 35, grabado a las 3 de la mañana, según describen algunos de los músicos que acompañaron a Dylan en las sesiones de grabación. Reconozco que esta canción puede resultar desagradable tras una primera escucha. Una amiga dijo, de un modo bastante acertado, que se parecía al “sonido de una granja”. El tema en cuestión no es más que una broma de Dylan, que juega con el doble significado que tiene en inglés la palabra “stoned” (“ser apedreado”/“colocarse”). Otra de las letras que no tienen desperdicio.

No obstante, si hay que reseñar algún tema dentro del disco, aparte de los ya mencionados, destacaremos el agridulce I want you, que parece tratar del querer y no poder, Just like a woman, donde Dylan se muestra más sensible que de costumbre al hablar de la naturaleza del sexo femenino, Absolutely sweet Marie, semejante al célebre Like a rolling stone en cuanto a su temática (Dylan parece dirigirse a una mujer en concreto, y no precisamente para desearle buen día), y 4th time around, casi un plagio del Norwegian wood de los Beatles.

Un último consejo, si decidís escuchar este disco: haceos con una buena traducción de las letras, pero no caigáis en el error de tratar de interpretarlas. O intentadlo, si eso os divierte, pero no os frustréis si no llegáis a ningún resultado concluyente. Simplemente dejaos llevar por las palabras de Dylan, dejad que os atrape su magia, tal vez no haga falta entender nada. Y aunque no os guste en una primera escucha, tened en cuenta que pocas veces un solo hombre ha influido tanto en la historia del rock. Bob Dylan se encuentra en los Beatles, en los Rolling, en U2, en Bruce Springsteen, en Radiohead y en el heavy metal más duro que podáis escuchar. Después de todo, es posible que no esté exagerando si afirmo que la música, y puede que el mundo, no serían como son si Bob Dylan no hubiese decidido un buen día coger una guitarra y ponerse a cantar.

Para terminar, algunas citas célebres sobre Dylan:

“Yo no tengo una voz bonita. No sé cantar bonito. Y además, no quiero”

“Cualquier cosa que puedo cantar, la llamo una canción. Cualquier cosa que no puedo cantar, la llamo un poema. Cualquier cosa que no puedo cantar y es demasiado larga para ser un poema, la llamo una novela."

"¿Que cómo son mis canciones? Pues mire, tengo canciones de cinco, de seis, de siete, de ocho, y aunque usted no se lo crea, hasta de diez minutos."

"Lo que más puedo esperar es cantar lo que pienso, y quizás evocar algo en los demás. No me insultes diciéndome que soy una persona con mensaje. Mis canciones no son más que un diálogo conmigo mismo."

(Bob Dylan)

"Sin Bob, los Beatles no habrían hecho el Seargent Pepper, los Sex Pistols no habrían hecho God Save the Queen y U2 no habría hecho Pride in the Name of Love".

"En la música, Frank Sinatra puso la voz, Elvis puso el cuerpo... Bob Dylan puso el cerebro."

(Bruce Springsteen)

"Bob Dylan y The Band son lo más fuerte que he escuchado en mi vida."

(Marlon Brando)

Web con las letras del álbum

Bob Dylan - Blonde on Blonde (1966)

viernes, 25 de noviembre de 2011

Presentación

Todo tiene que tener un comienzo. También este blog, faltaría más. Es posible que no sea el mejor de los inicios (no el más original, desde luego), pero sí podemos considerar adecuada una entrada como ésta, de presentación, de declaración de intenciones.

La creación de este blog responde al deseo de dar una voz (pequeña) a nuestras aficiones, que pueden simplificarse en cine, música y literatura. Y es que hay que reconocer que actualmente resulta harto complicado hablar de libros con una persona cualquiera, al menos de libros que vayan más allá del Dan Brown o el Ken Follet de turno; a veces ocurre que uno pregunta a alguien al azar por Yukio Mishima, José Saramago o García Márquez, y como mucho recibe un “Ah, me suena”, pero nada más. Con la música, tres cuartos de lo mismo: Pink Floyd, Radiohead, Bob Dylan…

Algo muy cierto es que toda obra literaria, musical o cinematográfica puede ser vista desde muchos puntos de vista, y por tanto hay matices que a uno solo se le escapan. Por eso suele ser muy gratificante compartir la experiencia con otros. Con este fin creamos este blog, para desahogo nuestro y disfrute del lector, cuya participación siempre agradeceremos, ya sea en forma de sugerencia, comentario o proposición indecente. Que disfrutéis del blog =)