viernes, 2 de diciembre de 2011

De la rebelión anfibia


La piel fría, de Albert Sánchez Piñol

Atraído por su temática y por las buenas críticas que había leído, hice una visita rápida a la biblioteca para coger, entre otros, este libro de apenas trescientas páginas. Acometí su lectura con altas expectativas, y la terminé con la satisfacción de que no se vieran defraudadas.

SINOPSIS

El protagonista (un hombre innominado), antiguo activista del IRA irlandés, arriba a una isla perdida cercana a la Antártida para sustituir al oficial atmosférico que opera en dicha isla. Desde el momento que pisa la isla algo parece no marchar como debería: el hombre al que debe sustituir no aparece por ninguna parte; la única otra presencia humana en la isla, el operario del faro llamado Batís Caffó, parece haber perdido la razón; y en la isla reina un extraño silencio.

Pero todo esto queda en un segundo plano cuando, al llegar la noche, empieza a oír ruidos alrededor de la casa, y, cuando ve un brazo azul metiéndose por la gatera de la puerta de la casa donde se hospeda, descubre que está siendo atacado por unos seres que poco tienen de humanos…

Aunque trata un tema bastante manido en el género de la ciencia-ficción, es un libro cuya lectura hace disfrutar incluso a lectores poco habituados al género, como yo. El que, además, fuera la ópera prima de un autor español hizo que me picase la curiosidad.

La sinopsis de la contraportada lo relaciona con Stevenson, Lovecraft y Conrad, aunque la primera referencia que me viene a la cabeza es Robinson Crusoe, de Daniel Dafoe, con la salvedad de que en este libro el protagonista inicia una guerra abierta con “los caníbales” de Crusoe, y que en vez de contar con la ayuda de un bastante complaciente Viernes tendrá que habérselas con el malhumorado Batís Caffó (no es el único juego con nombres que hay en la novela), un personaje bastante original, que va más allá de ser el típico hombre malhumorado y endurecido por la necesidad de supervivencia.

Pero ahí acaban las similitudes. Mientras que Robinson Crusoe trataba fundamentalmente de la adaptación a un entorno incivilizado, en este libro todo gira en torno a sobrevivir a los ataques de la raza de monstruos, que como se revela bien avanzada la novela, son una especie de anfibios azules antropomorfos autodenominados Citauca (acuatic al revés). Así, veremos cómo noche tras noche los hombres montan guardia, mejoran sus rudimentarias defensas y, llegado cierto punto, piensan en cómo cambiar las tornas y pasar a la ofensiva. Todo este asunto está bien narrado, consiguiendo que al propio lector le preocupe "si atacarán o no esta noche”.

Se está rodando una película basada en
este libro, prevista para el 2012.
Pero el principal punto de la novela no es ése. Los personajes están muy bien construidos, tienen relieve y evolucionan: uno puede llegar a entender sus motivaciones, sus reacciones y su forma de pensar (hay alguna excepción, como ya comentaré). Pero vayamos uno por uno:

El prota: es el personaje que más se llega a conocer, ya que es un narrador-protagonista, por lo que tendremos acceso a sus lucubraciones y digresiones varias. Se trata, al inicio de la novela, de un hombre decepcionado con sus ideales políticos, que reconoce como meros ideales y, por tanto, irrealizables. Quizá esto mismo le proporcione la suficiente amplitud de miras para todo lo que ocurrirá después. Durante su estancia en la isla tendrá que cambiar en varias ocasiones sus convicciones. Por ejemplo, respecto de los Citauca pasará primero por el miedo, después por el odio, más tarde por la frialdad del asesino, y finalmente por la comprensión y la empatía.

Batís Caffó: el primer encuentro del protagonista, y por tanto del lector, con este personaje hace pensar que está como una cabra. Sin embargo, después de que se atrincheren los dos hombres en el faro que les sirve de fortaleza y se establezca una precaria convivencia comenzamos a atisbar poco a poco en su mente, aunque sigue siendo bastante extravagante en según qué aspectos. Sorprende, ya mediada la novela, la fiereza con que persiste en la tarea de matar Citauca, negándose a considerar la idea del protagonista de que podrían ser mucho más que monstruos. Al final todo se explica: en el pasado asesinó a una persona y todavía le pesa en la conciencia; reconocer inteligencia en los monstruos implicaría que había vuelto a cometer un asesinato, ésta vez masivo.

Aneris: una sorpresa que aparece en el primer tercio de la novela, y que permite que el protagonista se una a Caffó en el faro. Aneris es una cría de Citauca, una hembra, que Batís Caffó adopta y mantiene como mascota y sirvienta, además de avisar, cantando, de la presencia cercana de monstruos. El protagonista la atrapa en una de sus visitas a la fuente y la utiliza como rehén, consiguiendo así su acceso al faro. Sirve además como punto de contacto entre su raza y el protagonista, que poco a poco se irá acercando a ella Este acercamiento se producirá en más de un sentido, porque, aprovechando su forma muy similar a la humana, el farero la tiene como esclava sexual, hecho que el protagonista no tardará en imitar, aunque irá más lejos y finalmente se enamorará de ella. Este personaje no presenta ninguna evolución, lo que ayuda a establecer la distancia entre las dos razas que el protagonista se empeña en negar, y que finalmente le pesará como una losa.

Como buena novela de ciencia-ficción, en la trama principal se entretejen problemas morales bastante a menudo. En este libro algunos dilemas son bastante obvios: la explotación o exterminio de seres considerados inferiores, la cuestión de si los sentimientos son exclusivamente humanos, el respeto por los demás, ciertos paralelismos con la conquista de cualquier paraíso virgen y la existencia de justificación para este hecho… Tampoco me detendré demasiado en este punto.

Ahora, lo que no me ha gustado. En primer lugar, la parte del flashback inicial correspondiente al maestro del protagonista. Me parece un añadido que no viene demasiado a cuento, algo que al autor le gustó y tuvo el capricho de incluir; además, presenta a los idealistas revolucionarios, como fue el protagonista en su momento, como personas lúcidas, formadas y racionales, cuando en realidad, y así se expresa después en la novela, lo último que se busca en un activista es capacidad de pensamiento libre. Una pequeña contradicción interna.

El autor
También la fase te-odio-pero-te-jodo que pasa el protagonista con respecto a Aneris. Hace pensar en una posible esquizofrenia leve en este tipo. No termina de cuadrarme, lo mismo es sólo cosa mía. Una cosa que no sé si me gusta o no es el final. Sánchez Piñol se las arregla para que, al llegar un barco a la isla, sus tripulantes se encuentren al protagonista como en su día él mismo se encontrara a Batís Caffó. Por una parte, está bien porque le da un cierto carácter circular a la novela. Por otra, y al hilo de la esquizofrenia del protagonista, que pierda la cordura en tan pocas páginas (que no tiempo) resulta algo forzado, y no muy correcto, literariamente hablando.

En resumen, una buena novela de ciencia-ficción de un autor patrio, una rara avis en los tiempos que corren (todo lo que he leído es bastante autorreferencial y post-modernista… En muchas ocasiones un paquete bonito sin nada dentro). Además, es una novela corta, con letra de buen tamaño y amplios márgenes, perfecta como lectura ligera y entretenida.

En Wikipedia
En Librofilia

Título original: La pell freda.
Año: 2003. Páginas: 283 en la edición de 2003 de Edhasa.

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