viernes, 9 de diciembre de 2011

Un debut espectacular

La película impresiona desde la primera escena. En ella, una muchacha ligera de ropa y tendida en la cama está siendo grabada por alguien a quien no vemos, mientras la escuchamos quejarse de su familia: "Yo necesito un padre ejemplar, no un niñato capullo que manche los calzoncillos cuando traigo a casa a una amiga del colegio. Qué gilipollas. Deberían sacrificarle, y que deje ya de sufrir", dice ella. "¿Quieres que lo mate?", responde el que graba, con la tranquilidad del que pregunta la hora.

La chica reflexiona un instante en silencio, se incorpora, mira fijamente a la cámara y responde con un simple: "sí, ¿lo harías?"



American Beauty (Sam Mendes, 1999) fue la opera prima del director, un verdadero éxito de taquilla que conquistó a la crítica y al público. Así lo avalan las ocho nominaciones a los Óscar y las cinco estatuillas que finalmente cosechó (a la mejor película, al mejor director, al mejor actor, al mejor guion original y a la mejor fotografía). A través de la peculiar vida de una familia norteamericana aparentemente normal, se nos plantean mil temas distintos: el existencialismo, la libertad, la felicidad, la necesidad del cambio, la represión, la infidelidad, la homosexualidad y la homofobia, la relatividad de la belleza...

Kevin Spacey recibió el Óscar al mejor actor
por su papel como Lester Burnham
Lester (Kevin Spacey) es un padre de familia abatido por la tediosa existencia que lo abruma desde que su esposa Carolyn (Annette Bening) decidió convertirse en una mujer estancada y puntillosa, reacia a aceptar cualquier cambio que haga peligrar la aparente estabilidad en la que vive. Tanto es así que, al comienzo del filme, aparece Lester masturbándose en la ducha mientras su voz en off sentencia: "Aquí me tienen, cascándomela en la ducha. Para mí, el mejor momento del día. A partir de aquí, todo va a peor". Contundente, ¿verdad? Además, su hija Jane (Thora Birch), una joven acomplejada y sin demasiada personalidad, no se lo pone más fácil. Su rebeldía adolescente le llevará a los brazos de su joven y extraño vecino Ricky (Wes Bentley), un muchacho introvertido que parece querer captar cada pequeño detalle con su inseparable cámara de vídeo.

Pero todo cambia en la vida de Lester cuando irrumpe en ella la bella Ángela (Mena Suvari), la mejor amiga de su hija. Ángela es una joven que, consciente de su atractivo, se jacta de su promiscuidad y se vale de ella para conseguir logros personales. A partir de ese momento, el hombre hará todo lo que esté en su mano para conseguir tener sexo con ella. Así, Lester encuentra la motivación que necesitaba para dar un giro radical a su vida, enfocándola desde otro punto de vista, pasando del fatalismo a la esperanza, de la resignación al cambio, del miedo a la temeridad, de la muerte en vida a la vida real.

Y en esto reside precisamente el encanto de American Beauty: en la enorme variedad de temas que trata de un modo tan aparentemente sencillo. Además, aunque sea habitualmente clasificada como un "drama", lo cierto es que en esta película también se encuentran numerosos elementos cómicos, lo que contribuye a hacerla más que asequible para un espectador poco acostumbrado a ver reflejados en el cine temas de cierta profundidad.

Destaca la interpretación de
Wes Bestley como Ricky Fitts
Desde un punto de vista personal, y sin menospreciar al resto del elenco, me llamó la atención el papel del joven Ricky. El personaje es extremadamente difícil de interpretar, pues se encuentra en el limbo entre la locura y la cordura, como queda patente en varias expresiones y actitudes que adopta a lo largo e la película. El actor sencillamente lo clava, logra transmitir la frustración y la represión del ambiente en que vive, con un padre autoritario y desconfiado y una madre que hace tiempo traspasó los límites de la locura. Pero al mismo tiempo deja entrever en él la esperanza y la sangre fría que inspira saber que "hay belleza en todo lo que nos rodea".

Las rosas son un símbolo
constante en American Beauty

El de la belleza es, precisamente, otro de los temas fundamentales de American Beauty. Desde el nombre de la película hasta la recurrente presencia de rosas (la belleza hecha flor, dirían algunos) durante las dos horas largas de duración de la película lo confirman. Y es que todos los personajes, con sus distintas percepciones de lo que la belleza significa, la buscan en cualquiera de sus manifestaciones (Lester en la esbelta figura de Ángela, Carolyn en la estabilidad económica y la fama de su amante, Jane en el oscuro halo de misterio que envuelve a Ricky) sin darse cuenta de la que ellos mismos encierran de alguna forma, cierta belleza en sí mismos.

La banda sonora, que fue nominada al Óscar, incluye grupos emblemáticos como The Who o The Beatles. Si soy sincero, la presencia del tema All along the watchtower, de Bob Dylan, unida al sorprendente final (pero sorprendente de verdad), fueron los factores que hicieron que American Beauty terminara de ganarme por completo.

Os dejo el tráiler subtitulado en castellano (no lo encontré doblado, pero la película sí que está). Disfrutadla, si decidís verla. ¡Hasta la próxima!

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