miércoles, 28 de diciembre de 2011

Superación personal y colectiva


¿Thom Yorke en plan onanista? No, un muñeco que se le parece
Continuando con nuestra Semana Radiohead (semi-oficial, casi espontánea y no publicitada...), os traemos otro disco más de estos grandes artistas. Como somos tan chachis, empezamos a comentar la discografía de un grupo por su penúltimo disco y continuamos con el segundo. En general, este orden es muy poco propicio: ¿dónde quedan la evolución, la continuidad entre álbumes sucesivos, esa self-influence presente en la carrera de todos los artistas? Difícilmente se podrá percibir todo esto saltando de un disco a otro aleatoriamente, ¿no? Sin embargo, ésto no es así cuando el grupo que sube a la palestra es Radiohead. Estos buenos señores saben inventarse en cada disco, haciéndolo distinto del anterior y sin sentar ningún precedente para el siguiente, con la experimentación como única constante.

La primera vez que lo hicieron fue con el disco que hoy comento: The bends, editado en 1995, el segundo en la discografía de este grupo británico (de cuya historia no hablaré demasiado puesto que ya lo hizo, y muy bien, mi compañero en su reseña de In rainbows). Después del gran éxito que cosechó el single Creep, del disco Pablo Honey (1993), las malas lenguas empezaron a murmurar sobre si Radiohead sería una one-hit wonder, una banda que desaparece tras un intenso fogonazo inicial. A la sombra de semejante obstáculo, y con la presión que ello conlleva, se gestó este álbum como un intento consciente de superar al disco que les hizo famosos. En el fondo, está claro que el peor enemigo de uno es uno mismo.

Y consiguieron superarlo. Dos años después de su debut, grabaron en los míticos estudios Abbey Road el que, para mí, es su mejor disco... Por favor, guarden las piedras, señores, que voy a añadir un matiz. Decía que me parece su mejor disco como conjunto de canciones. ¿Qué quiero decir con ésto? En este disco es fácil coger una canción, reproducirla aisladamente y que te parezca magnífica. A partir de OK Computer, esto no es así: los discos no son sólo varias canciones grabadas juntas, sino que forman una especie de unidad, haciendo que cada canción alcance todo su potencial como parte de un todo, en un cierto contexto. Vale que hay excepciones, como la universal Karma police, pero en general es así. Y puestos a elegir entre Pablo Honey y The bends, me quedo con éste.

Es irónico que un disco concebido para alejar la sombra de un gran éxito terminara siendo totalmente eclipsado por el trabajo inmediatamente posterior, OK Computer, a pesar de ser The bends un disco tan relevante por su papel de nexo entre lo tradicional y la locura, pasado y futuro de esta banda, y fundamental en la trayectoria de la misma.

En este disco empieza a asomar tímidamente la experimentación que caracteriza a los cabeza de radio. Ya no son un grupo de rock de guitarra, bajo y batería con un sonido grunge; entran en juego los sintetizadores, los teclados y diversos intrumentos de cuerda fuera de las guitarras eléctricas. Además, es el primer disco producido por Nigel Godrich, apodado El sexto Radiohead (a la manera que George Martin era considerado El quinto Beatle), cuya mano está presente en todos los discos de RH a partir de éste. Las letras también muestran una mayor madurez, siendo más crípticas y evocadoras más que enunciativas.

El primer tema reseñable es el que da nombre al disco, The bends (que es el término inglés para el síndrome de descompresión). En ella Yorke desgrana los anhelos de toda persona, sobre un sonido más bien continuista respecto del disco anterior.
I need to wash myself again
to hide all the dirt and pain
‘cause I’d be scared
that there’s nothing underneath

And who are my real friends?
Have they all got the bends?
Am I really sinking this low?
Necesito lavarme otra vez
para ocultar toda la suciedad y el dolor
porque me asustaría
que no hubiera nada en mi interior.

¿Y quiénes son mis verdaderos amigos?
¿Tienen todos el síndrome de descompresión?
¿De verdad me he hundido tanto?
Le sigue una de de las mejores canciones de Radiohead y también de las más conocidas, High and dry. Aquí encontramos a un Thom Yorke casi festivo, haciendo un alarde vocal como en pocas canciones más, y también una instrumentación muy lejos de cualquier otra de Radiohead. Paradójicamente, esta canción es material descartado en el disco anterior, pero se ha consolidado como una de esas canciones a las que vuelvo a menudo, como también lo es Fake plastic trees, una oda a la cultura del plástico que encarna lo falso, lo perecedero, lo superficial del mundo moderno en que vivimos, en el cual aún se puede alcanzar algo verdadero, aunque a un alto precio; todo en una balada en la que Yorke saca a relucir su inconfundible falsetto acompañado de una solitaria guitarra, con algunos fragmentos orquestales intercalados. Se cuenta que Thom terminó la grabación de esta canción a lágrima viva (Johnny Greenwood dixit).

Una foto más reciente del grupo al completo
Después de la lenta y agradable (Nice dream), encontramos el tema Just, uno de los más duros de Radiohead, tanto por su sonido, tremendamente agresivo y distorsionado, como por la letra, bastante macabra e inquietante, y que a mi entender trata sobre una profunda depresión (igual es una interpretación demasiado simplista, con estos chicos nunca se sabe) como la que atacaría al vocalista tiempo después, tras la grabación de OK Computer. La primera vez que la escuché me recordó mucho a Nirvana, pues se acerca bastante al grunge más puro.

Poco después tenemos una de mis preferidas, Bullet proof... I wish I was, una canción muy lenta, con una guitarra muy limpia y unos efectos que avanzan hasta cierto punto lo que más adelante oiremos en OK Computer. Llegamos al punto culminante de este álbum: Black star. ¿Qué puedo decir de esta canción? Es potente, preciosa, apocalíptica, romántica, enardecedora, deprimente, nostálgica, compleja, emotiva, surrealista... Y todo para hablar de una relación que se rompe. Impresionante. Además, se nos muestra al mejor Thom Yorke como letrista y vocalista, ése que algunos echamos de menos en el último disco, The king of limbs.

Thom Yorke en un concierto en 1995, en Holanda.
El último corte del disco es la canción que Thom Yorke jamás podría escribir, o al menos eso dijo él: en sus propias palabras, "'Street Spirit' is our purest song, but I didn't write it. It wrote itself." ("Street spirit es la más pura de nuestras canciones, pero yo no la escribí. Se escribió sola.") (Tenéis la cita completa en inglés aquí, y en español aquí). Cuando Street spirit brota de los altavoces, uno no puede menos que cerrar los ojos y escuchar, sentir cómo la sencilla instrumentación (fundamentalmente un riff de guitarra que se repite a lo largo de toda su duración, con breves apariciones del bajo y la batería) y la voz profundamente emotiva de Yorke nos envuelven y acunan. Es una canción única.

Y con ella os dejo esta vez. Como siempre, os dejo el disco (aprovechad, que no sabemos qué leches hará Wert en los próximos meses) para que juzguéis si mi fascinación por este grupo en general, y por este disco en particular (con permiso de Kid A/Amnesiac...), está justificada, o no.

Radiohead - The bends (1995)

Y en la siguiente reseña: OK Computer, el gran boom de Radiohead. ¡Os esperamos!

2 comentarios:

Mr. No One dijo...

Acabo de caer en el pie de foto de la primera ilustración de la reseña... xDDD

Genial The Bends, como (casi) todo Radiohead. Si tengo que elegir entre este y "Pablo Honey", me quedo con The Bends, claro está. Pero, aun así, reitero que me parece desproporcionado el asco que le ha cogido la banda al pobre Pablo, cuando es un buen disco (aunque sea peor que los demás). Además, tiene "Thinking about you", "Anyone can play the guitar", y sobre todo "Creep", y solo por eso merece todo el respeto, y fue el álbum que los llevó a la fama.

Opino que deberían tenerle cierto cariño.

Mr. Nobody dijo...

No puedo opinar sobre el disco en sí, ya que lo he escuchado muy muy poco, pero en cierto modo comprendo su aversión por el "pobre Pablo". Primero, que fue una especie de obstáculo en su carrera, aparte de ser su trampolín. Pero sobre todo, es el disco más 'mainstream' que han hecho, y siendo Radiohead la banda alternativa por excelencia de los últimos años... pues será una especie de oscuro pasado que no quieren reconocer.

Sobre el muñeco (un dummy para practicar la respiración artificial), he leído por ahí que les gustó como portada porque parecía que sufría, pero a la vez tenía cara de gozo. Así que el pie de foto es algo más que un chascarrillo... xD

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