lunes, 12 de noviembre de 2012

Baby, we were born to run


Mientras se me ocurre algún libro que poder reseñar (últimamente tengo poca suerte con mis lecturas, ¿sugerencias?) y descansamos un poco de rock progresivo, que últimamente he estado un poco monotématico, vamos con otra reseña musical. Esta pequeña crítica es una deuda pendiente que tenía conmigo mismo, pues es raro que tarde tantísimo tiempo en reseñar un disco que para mí significa lo que éste: hablo de Born to run (1975), del único e inimitable Boss. El disco definitivo; el que hizo que su nombre  y su música se colaran en tromba en las radios y tocadiscos, algo que sólo conseguiría repetir con una intensidad parecida varios años después, con el también magnífico Born in the U.S.A.; y del que saldrían auténticos clásicos que nunca faltan en sus míticos directos de tres horas.



lunes, 29 de octubre de 2012

Un disco sencillo

Después de haber escrito reseñas sobre discos de grandes compositores y bandas de rock como The Beatles, Bob Dylan, R.E.M. o Pink Floyd, es lícito preguntarse qué leches pinta en medio de todos ellos un grupo humilde y popero como Amaral.

La respuesta es sencilla: me gustan. Todos tenemos debilidades, y aunque actualmente paso el 99% de mi tiempo de ocio (que, pobre de mí, es cada vez más escaso) escuchando rock clásico y algo de indie español, a veces a uno lo que le apetece es escuchar algo facilón, rítmico y bailable. Que entre bien por los oídos, y que no contenga las profundas reflexiones sobre la vida y el tiempo de los Floyd, las letras confusas y surrealistas de Dylan o Radiohead, o los impactantes solos de guitarra de Dire Straits. A veces, aunque sean pocas, a uno le apetece escuchar canciones sencillas, fácilmente interpretables, que no requieran demasiado esfuerzo por parte del oyente.

Amaral es un grupo que reúne estas características. Y el último álbum que publicaron, Hacia lo salvaje (2011) constituye un buen ejemplo de esa sencillez a la que me refería. No encontraremos aquí letras excesivamente profundas, solos devastadores o instrumentaciones insólitas. Por el contrario, encontraremos doce canciones de fácil interpretación (sin caer en la simplonería que caracteriza al 99% del pop que se publica en nuestros días), pero, en cualquier caso, temas bonitos y que hasta invitan a la reflexión en ciertos casos. También encontraremos la característica voz de Eva Amaral, con todos esos matices y virguerías que pocas voces en el pop son capaces de dibujar, y que sin duda es el mejor instrumento con el que cuenta el grupo. Y, por último, encontraremos cierto ingenio y diversidad en el aspecto meramente musical, gracias a las aportaciones de Juan Aguirre (el otro miembro fijo del grupo, guitarrista y compositor). 

lunes, 15 de octubre de 2012

All the bricks in the wall (part I)


Por fin hemos llegado a The Wall (1979), el último de los grandes discos de Pink Floyd. Después de la tríada de obras maestras de su época dorada, la banda, un poco a la manera de los Beatles con su White album, nos ofrece a modo de colofón un disco doble con todo el genio de la banda. Una banda que, a pesar de encontrarse en su mejor momento en cuanto a popularidad y leyenda, se encuentra herida de muerte por las disensiones que se producen entre sus miembros, causadas, como ya vimos, por el ego hipertrofiado del señor Waters. The Wall es, por así decirlo, el réquiem autodedicado de una de las bandas más grandes de la historia.

jueves, 11 de octubre de 2012

Una de indie nacional

Continuamos nuestra racha de reseñas musicales, esta vez con algo español. Hace ya mucho que escribí por primera (y única) vez sobre Iván Ferreiro en el blog; en aquella ocasión el disco seleccionado fue Confesiones de un artista de mierda, un disco en directo del gallego cuya reseña podéis leer aquí.

Esta vez también voy a hablar de Iván Ferreiro, que para algo es uno de los pocos cantantes españoles a quienes tengo el placer de escuchar (aunque cada día voy descubriendo voces nuevas).

Los hermanos Ferreiro; Iván (en la izquierda) y Amaro.
Desde mi punto de vista, Iván y el grupo del que formó parte hasta el 2004, los Piratas, son unos de los mejores representantes del indie español, además de ser uno de los primeros que se atrevieron a explorar ese género. Aunque él mismo dice en algunas entrevistas que el indie no va mucho más allá de ser música pop adornada con letras sugerentes y sonidos poco convencionales, para mí se trata de algo más que eso. El indie es variado, tan pronto te puedes encontrar con canciones serias de protesta o de denuncia social como con temas banales y jocosos con los que el compositor parece estar poco menos que tomándote el pelo.

domingo, 7 de octubre de 2012

El punto culmen de Kansas


El disco que os traemos hoy es uno de mis últimos descubrimientos en lo que a música se refiere. Puede que a muchos no os suene el título, The point of know return (1977), ni la portada -preciosa-, pero si os digo que contiene la canción Dust in the wind la cosa cambia, ¿eh? Seguro que todos la habéis oído, pues es uno de esos himnos que, además de dar el pelotazo en el momento de su lanzamiento, consiguen alcanzar una cierta pervivencia a lo largo del tiempo, e incluso renacen de vez en cuando, creando nuevos adeptos. Curiosamente, nunca me dio por escarbar en lo que había tras aquel gran éxito, pero cuando lo hice me quedé completamente maravillado.

domingo, 5 de agosto de 2012

El opus magnum de los Floyd



Puede que mis colegas Mr. Nobody y Álvaro E. estén en desacuerdo conmigo. Ellos siempre han sido más de The wall. Pero, para un humilde servidor, el gran álbum de los Pink Floyd es y será The dark side of the moon, publicado en 1973 si la memoria no me falla. Ostenta el honor de ser el segundo álbum de rock más vendido en la historia, con más de 40 millones de copias vendidas, por detrás de Thriller. De hecho, se estima que debe de haber aproximadamente una copia (legal, entendemos) del Dark side en cada hogar inglés.

Pero, ¿qué es lo que hace que un disco pueda tener un éxito tan abrumador?

Con The dark side of the moon, los Pink Floyd consiguieron eso que todos los grupos de música persiguen pero que pocos logran: conciliar experimentación, atrevimiento y originalidad con una salida comercial del producto viable. Y para ello, no descuidaron nada: desde la brillante producción y la calidad de las tomas de sonido hasta el marketing (¿quién no conoce la famosísima portada?), todo en The dark side of the moon está estudiado y pulido hasta el extremo.