jueves, 12 de abril de 2012

El juego de las sillas


Tras unos cuantos días, aquí tenéis una nueva entrada en este nuestro blog. Diversos factores nos han obligado a romper con nuestro ritmo de publicación hasta ahora intachable (más o menos), y durante un tiempo tendremos que espaciar un poco las entradas, aunque procuraremos actualizar lo más a menudo posible. Hoy volvemos a lo grande, con la primera entrega de una saga literaria que quien más, quien menos, la conoce, a diferencia de la mayoría de libros que hemos reseñado aquí. ¡Para que nadie piense que somos unos snobs! ¿Que qué saga es? Si el título de la entrada no es pista suficiente, es que tenemos que despedir al becario que pone los títulos...


Canción de hielo y fuego I: Juego de tronos, de George R. R. Martin

¿Quién no conoce Canción de hielo y fuego? Entre la serie de televisión que empezó a emitirse en abril del año pasado (recientemente se ha estrenado la segunda temporada, doblando los números del estreno de la primera) y la legión de seguidores que sólo pueden decir maravillas de esta colección raro sería que no la hubierais oído mentar hasta ahora. Si ese fuera el caso, os la presento: se trata de una de las mejores sagas fantásticas de los últimos años, o de siempre. Diría que la más grande desde la obra fantástica por antonomasia, El señor de los anillos, del maestro Tolkien, si hubiera leído más novela fantástica y pudiera juzgar con criterio (en realidad, me sacan de los cuatro títulos punteros y me pierdo...).

A diferencia de lo habitual en este género, Canción... es fundamentalmente realista; tanto, que si obviásemos algún que otro elemento podría pasar por una novela histórica en una realidad medieval alternativa, o una versión libre de la Guerra de las Dos Rosas, acontecimiento real en que se basó George R. R. Martin para la novela. En esta saga no hay épicas batallas entre dragones (al menos de momento); la magia no es un una habilidad común o que se pueda aprender en atractivas universidades, sino una serie de rituales y artes oscuros que se acerca más a la concepción medieval de la brujería; no hay un gran héroe con extraordinarias facultades o un gran destino. Es una saga completamente atípica, y en eso reside gran parte de su encanto; el resto proviene de su inusitada complejidad en cuanto a personajes, numerosísimos y bien construidos, y trama, plagada de giros de guión, conspiraciones, alianzas, traiciones y momentos sencillamente BRUTALES. Así, con mayúsculas.

El autor. Más te vale darte prisa con los libros que faltan...
El comienzo de la historia no da demasiados visos de lo que vendrá después: al final del verano más largo que se recuerda (en el mundo creado por Martin las estaciones no transcurren de forma normal, sino que el verano y el invierno se van alternando con una duración de un número variable de años), Robert Baratheon, monarca de los Siete Reinos, acude a su aliado y amigo lord Eddard Stark para que acuda a la corte en calidad de consejero o Mano del rey, a lo que éste último accede en memoria de los viejos tiempos, en los que ayudó a Robert a arrebatar el trono a la decadente dinastía Targaryen. Una vez allí, y a medida que van teniendo lugar diferentes hechos, descubre algo capaz de hacer temblar los cimientos del Trono de Hierro y que podría encender la chispa de la guerra en los Siete Reinos. Paralelamente, asistimos a los movimientos conspiratorios de los últimos descendientes de los Targaryen, los únicos que consiguieron huir a las lejanas Ciudades libres al otro lado del Mar Angosto, para reunir un ejército y marchar sobre el reino que en otro tiempo fue suyo. Y, mientras tanto, más allá del Muro, en el desconocido y eternamente helado Norte, algo comienza a moverse...

Como he dicho antes, uno de los fuertes de esta obra es el gran número de personajes, sin que haya ningún protagonista claro. Cierto que en tal o cual novela de la saga algunos personajes tienen una cierta preponderancia sobre el resto, pero no suele durar mucho. Esto tiene unas cuantas ventajas, como la posibilidad de abarcar varios frentes al mismo tiempo, pudiendo el lector saber qué ocurre en el Norte, en los Siete Reinos o el las Ciudades Libres simplemente cambiando de capítulo; además de la libertad espacial, existe una gran libertad temporal, y Martin juega muy diestramente con esta posibilidad: a menudo ocurre que hay saltos temporales entre capítulos, de forma que conoceremos hechos relevantes en la trama sin que éstos estén narrados explícitamente: los propios personajes serán unos grandes informadores para el lector. Todos estos factores ayudan a que la trama avance muy rápido, dotando a la lectura de una agilidad de la que suele carecer el género fantástico e incrementando, por supuesto, la capacidad de adicción de esta saga. Pero no todo el monte es orégano, y el sistema también tiene sus pegas. No se nota tanto en Juego de tronos, pero sí hay algo que se acusa en posteriores novelas, como Choque de reyes y Festín de cuervos: al haber tantos personajes, es fácil que tengamos que soportar a menudo a alguno que no nos caiga en gracia (como algunos capítulos de Catelyn, la esposa de Eddard Stark, o de Brienne, en Festín de cuervos), o que un capítulo termine con un cliffhanger impresionante (cosa que ocurre tan a menudo que Martin llega a caerte mal, porque sabe cosas que tú no sabes y parece jugar contigo) y debamos esperar varias decenas de páginas hasta ver cómo se resuelve la situación. De todas formas, son rasgos comunes a todas las novelas escritas de esta forma, así que tampoco se lo tendremos demasiado en cuenta a la novela.

Tyrion Lannister, quizá el mejor personaje de la serie
Siguiendo con los personajes, una de las cosas que me sorprendió y encantó al leer esta novela y las siguientes es la construcción de los personajes. Al focalizar en cada capítulo a un personaje en concreto podemos acceder, a medida que leemos, a un completo retrato de todos los personajes relevantes, todos bien diferenciados y con unos rasgos propios (la nobleza de Eddard, el cinismo de Tyrion, la velada y constante amenaza de Varys), pero, ojo al dato, sin caer nunca en maniqueísmos de ningún tipo. En esta novela no existen el blanco y el negro, no hay buenos y malos al uso; cada personaje se mueve por sus propias razones y ambiciones, y a menudo juzgaremos malo a un personaje que termina no siéndolo tanto, o confiaremos en otro que finalmente será un sucio traidor. Canción... no tiene nada que ver con esa polarización bueno-malo en que caen otras novelas fantásticas. Tampoco creáis que el juego de espejos es constante: por supuesto, hay personajes malísimos que, efectivamente, lo son (si habéis leído la saga, o al menos el primer libro, sabréis a quién me refiero), y personajes que acaban siendo, ni más ni menos, lo que aparentan ser (pienso en Sam, por ejemplo) y por ello mismo caen en gracia.

La sinopsis que os hemos proporcionado es, en realidad, el planteamiento de la primera novela, que a su vez es meramente introductoria a la saga: se ponen las piezas sobre la mesa y se nos explica algún que otro aspecto del mundo creado por Martin, tanto en lo relativo a sus costumbres como a su historia y su organización. Pronto los tres caminos que conforman la trama (los Stark, al Norte; Eddard, los Lannister y otros, en Desembarco del Rey; y Daenerys y Viserys, más allá del Mar Angosto) se dividen rápidamente a medida que los personajes van diferenciándose y separando sus caminos. Pasados unos cuantos capítulos, incluso cuesta creer la envergadura que toma la historia de esta épica saga. Abre tantos frentes, que es inevitable que de vez en cuando tenga que cerrar alguno o hacer que ceda su importancia a otro: esto propicia la aparición de momentos cuyo calificativo más exacto sería "míticos". Martin domina el tempo narrativo con maestría, y esto se refleja no sólo en los mencionados cliffhangers, sino en sorprender, y digo sorprender de verdad, al lector, que por momentos lo único que puede hacer es pasar páginas y leerlas con incredulidad (la segunda mitad es la tercera novela es legendaria, ahí queda eso). No por nada digo que es una saga completamente atípica.

Para mí, Canción de hielo y fuego fue todo un descubrimiento cuando la leí, y es una de las pocas recomendaciones literarias que hago a diestro y siniestro, porque es sencillamente tremenda. La única pega podría ser su longitud: estamos hablando de una serie de, en principio, siete libros con cinco ya publicados, con entre setecientas y mil doscientas páginas cada uno (hablo de la edición de bolsillo, que es la que yo tengo), lo que la hace una lectura perfecta para verano, y muy poco adecuada para épocas de exámenes, por su gran capacidad de adicción. A pesar de ello, no puedo sino recomendaros encarecidamente su lectura, y si ya la habéis leído, animaros a comentarnos vuestras impresiones, que quizá convenzan a más de uno a empezarla. Es una obra que realmente merece ser leída.
Con la crisis, Boromir tuvo que pluriemplearse...
Si no queréis leer tanto, siempre podéis ver la serie de televisión, aunque el recorte en la trama, como es lógico, es importante. Como adaptación es muy buena y en líneas generales es sencillo seguir la historia a pesar de lo resumida que está, aunque hay que tener en cuenta que yo la he visto tras leer los libros, y quizá rellené los posibles huecos de forma inconsciente. Igualmente la recomiendo. Ya que estoy, y por ponerle alguna pega, diré que se abusa mucho de las escenas sexuales, que en las novelas son muy explícitas pero no excesivamente abundantes, pero en la serie a veces roza lo ridículo (me quejo por el flaco favor que le hace a la trama; por lo demás, son escenas faptásticas); además, hay bastantes escenas que resultan algo innecesarias, la mayoría protagonizadas por Meñique y sus putas. Está claro que lo que vende, vende.

Si he conseguido despertar vuestro interés, os debo un último consejo: de las ediciones que existen en España, intentad conseguir la edición grande, que la de bolsillo es económica y la mar de simpática, pero el minúsculo tamaño de letra acaba destruyendo con dolor nuestros pobres ojos. Ah, y si el gran entramado de personajes y dinastías os resulta demasiado complejo, al final de cada volumen tenéis un completo glosario en el que se reflejan las distintas líneas de sangre (que no plasmáticas, amigo Mr. No One) de mayor relevancia en la obra. Toda una ayuda, la verdad, porque si ya sólo con los numerosísimos "primos" de la Casa Lannister se pierde uno, imaginad si contemplamos el conjunto de todas las familias.

Eso es todo. Esperamos vuestras opiniones, que seguro que después de tantos días estáis deseando comentar. ¡Un saludo!

Título original: A song of ice and fire I: A Game of Thrones.
Año: 1996. Páginas: 780 aprox. (Edición de bolsillo).

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