Baby, we were born to run

Mientras se me ocurre algún libro que poder reseñar (últimamente tengo poca suerte con mis lecturas, ¿sugerencias?) y descansamos un poco de rock progresivo, que últimamente he estado un poco monotématico, vamos con otra reseña musical. Esta pequeña crítica es una deuda pendiente que tenía conmigo mismo, pues es raro que tarde tantísimo tiempo en reseñar un disco que para mí significa lo que éste: hablo de Born to run (1975), del único e inimitable Boss. El disco definitivo; el que hizo que su nombre  y su música se colaran en tromba en las radios y tocadiscos, algo que sólo conseguiría repetir con una intensidad parecida varios años después, con el también magnífico Born in the U.S.A.; y del que saldrían auténticos clásicos que nunca faltan en sus míticos directos de tres horas.



En su día, mi compañero ya hizo una breve introducción histórica de este artista en su reseña del Hammesmith Odeon London '75 - lectura y escucha totalmente obligatorias-, por lo que no abundaré más en ese aspecto. En su lugar, hablaré de mí. Mi relación con la música de Bruce empezó hace muchos, muchos años, mucho antes de que mi afición a la música fuese algo mínimamente serio. Todo empezó con unos casetes, fijaos si viene de lejos, en los que tenía grabados los tres discos de su recopilatorio de directos Live/1975-85. Como es natural, por aquel entonces no entendía absolutamente nada de lo que decían esas canciones -no había ni internet donde buscarlas-.

Pero había magia en esas cintas. Sólo con escuchar temas como Bobby Jean, Fire o Growin' up se me ponía la carne de gallina; otras, como The river o la mismísima Thunder road, hacían que se me encogiera el alma, pero no podía parar de escucharlas. Pasaron los años, y me hice con su discografía completa. Y ahí, por fin, descubrí al Jefe. Aunque el mencionado Live/1975-85 es un buen resumen de su primera época, que termina con la publicación del celebérrimo Born in the U.S.A. (1984), echo en falta varias canciones como Jungleland, Point blank o Lost in the flood. Cierto es que, a cambio, tenemos otras joyas como Fire y Because the night (belongs to lovers, because the night, lalala...), inéditas hasta hace un par de años, pero es imperdonable que falten tantas de mis canciones preferidas, leche.

Born to run fue la prueba de fuego para Bruce. Tras la tibia acogida de sus dos discos álbumes en lo que a ventas se refiere, contó en este disco con un mayor presupuesto, un buen productor (Jon Landau), y la ayuda de un tipo al que los fans de Bruce debemos mucho: Steve Van Zandt. Gracias a él, el Jefe pudo materializar los "sonidos que tenía en la cabeza" y que no conseguía reproducir fuera de ella. Esos sonidos inefables resultaron en el disco que hoy tenemos entre manos.

El comienzo no podría ser mejor: Thunder Road. LA canción. La que me llevaría a una isla desierta, la que escucho más a menudo que cualquier otra. Gobierna la composición una absoluta nostalgia, una cierta desazón provocada por el desencanto vital, los sueños rotos, las esperanzas vanas y los fantasmas del pasado. Y sin embargo... terminas de escucharla con una sonrisa. Algo en esas líneas deja lugar a la alegría y a la posibilidad de alguna salvación.  Es increíble que una canción pueda tener en sí todas esas emociones juntas, revueltas y con toda la coherencia del mundo. Me faltan las palabras cuando hablo de esta canción, así que mejor la pongo aquí y listos:



Thunder road tiene una pseudo-secuela en la canción The promise, en la que se habla de la desaparición de esos sueños de juventud que introducen ese rayo de esperanza en la canción. Mejor no escucharlas muy seguidas...

"No es mi látigo lo que temen..."

Tenth Avenue freeze-out es una de esas canciones que a menudo uno se sorprende silbando. A pesar de la letra, un tanto críptica, se puede deducir de un par de detalles que es una especie de crónica de la creación del grupo Springsteen+E Street Band: en uno de los versos, "and the Big Man joined the band", se menciona al saxofonista de la banda y gran amigo de Bruce, Clarence Clemons "Big Man", tras cuya unión a la banda iban a comerse el mundo, según la canción; y en otro se habla de un tal Bad Scooter, cuyas iniciales, curiosamente, coinciden con las del propio Bruce Springsteen. ¿Casualidad? No lo creo. En fin, es un clásico en todos sus conciertos, y aún más en su última gira, durante la cual ha servido de sentido homenaje al Gran Hombre tras su muerte el año pasado.

Night es una canción prototípica del Jefe: ritmo frenético; Clemons acaparando el protagonismo con su potente saxo; letras con ambiente urbano y nocturno, adelantando la caracterización suburbial y obrera que adoptaría en álbumes posteriores; calor juvenil y mucho desenfado, describiendo las distintas caras de la vida casi con humor. Da igual que el jefe te presione, que el horario de trabajo te ahogue, siempre habrá algo que lo compense, aunque ese algo sea una simple noche de juerga. Ojalá fuera verdad, pero al menos tenemos temas como éste.

And she’s so pretty
That you’re lost in the stars
As you jockey your way through the cars
And sit at the light
As it changes to green
With your faith in your machine
Off you scream into the night
And you’re in love
With all the wonder it brings
And every muscle in your body sings
As the highway ignites
You work nine to five
And somehow you survive till the night

Y ella es tan bonita
Que te pierdes en las estrellas
Mientras maniobras entre los coches
Y esperas sentado ante el semáforo
A que se ponga verde
Con tu fe en tu coche
Sales gritando a la noche
Y estás enamorado
Con todas las maravillas que ello trae
Y cada músculo de tu cuerpo vibra
Mientras arde la carretera
Trabajas de nueve a cinco
Y de alguna forma sobrevives hasta la noche

Backstreets continúa con ese aire de vida nocturna, narrando la historia de una pareja a la espera de una oportunidad que no llega, la oportunidad de salir de los bajos fondos y triunfar, de una manera o de otra. Pero el amor es una flor que no crece bien en terrenos pedregosos, y cuando la vida aprieta, aparecen en escena otras muchas cosas, como "las mentiras que nos mataron, la verdad que nos arrolló"... Al final, la realidad se impone, y no suele ser grata; nos despoja de las corazas que levantamos a nuestro alrededor - la voluntad, la ilusión, la esperanza -, dejándonos desnudos y solos a merced de los elementos. Entonces sólo quedan la impotencia y la frustración que inundan esta canción, en la que un Bruce desgarrado se despide de esa persona con la que se creía capaz de salir de ese pozo miserable que es la decadente gran ciudad y llegar a un punto en el que, por fin, poder decir que lo que se tiene, lo que se es, merece la pena. De nuevo, otro caso de sueños incumplidos.

Remember all the movies
Terry, we’d go see
Trying to learn to walk like the heroes
We thought we had to be
Well, after all this time to find
We’re just like all the rest

Recuerda todas las películas
Terry, que fuimos a ver
Intentando aprender a caminar como los héroes
Que creíamos que teníamos que ser
Para finalmente darnos cuenta
Que simplemente éramos como los demás

Born to run es un álbum lleno de contrastes, tanto entre sus canciones como dentro de ellas mismas. Mezclando lo elevado y lo banal, lo vivo y lo muerto, lo presente y lo pasado, consigue pintar un cuadro en el que todo cabe y nada desentona, como la vida misma. Mucha gente quiere ver éste como un disco conceptual -¿cómo no iba a salir en una entrada de este blog la palabrita?-, dada esa alternancia de historias en flashback y en presente, cual narración literaria, y esa cierta continuidad temática a lo largo del álbum. No creo que sea así, pero sí es cierto que la cohesión de esta obra es notable.

Born to run, el otro hito de este álbum, encabeza la cara B del disco haciendo de perfecto complemento de Thunder road: los sueños que en una están rotos, en otra están por cumplir; las ilusiones traicionadas están en plena efervescencia en Born to run; las emociones en equilibrio de la primera se rebelan y explotan aquí, y el optimismo que deja traslucir en ocasiones Thunder Road aquí brilla con toda su fuerza. Born to run es adrenalina, desenfreno, juventud y motores rugientes, hormonas desatadas y amor eterno. Seis meses le llevó a Springsteen desarrollar y pulir esta canción, y qué coño, mereció la pena. Hierve la sangre cuando Springsteen, exacerbado, aúlla:

Together, Wendy, we can live with the sadness
I’ll love you with all the madness in my soul
Oh, someday girl, I don’t know when
We’re gonna get to that place
Where we really wanna go
And we’ll walk in the sun
But, till then, tramps like us
Baby, we were born to run

Juntos, Wendy, podemos vivir con la tristeza
Te amaré con toda la locura de mi alma
Algún día, chica, no sé cuando
Vamos a ir a ese lugar
Al que realmente queremos ir
Y caminaremos bajo el sol
Pero, hasta entonces, vagabundos como nosotros
Nena, nacimos para correr.

¡Argh! Para calmar un poco la cosa, a continuación tenemos She's the one, donde, para no variar, pone el contrapunto a esos esplendorosos amores que ya nos ha presentado: tras esa brillantez, a veces aguarda la amargura, las mentiras y el cansancio. A veces, lo único que sostiene una relación es el recuerdo:

Oh, and just one kiss
She’d fill them long summer nights
With her tenderness
That secret pact you made
Back when her love could save you
From the bitterness

Y con solo un beso
Ella llenaría todas las largas noches de verano
Con su ternura
Ese pacto secreto que hicisteis
Cuando su amor podía salvarte
De la amargura

De vuelta al ambiente nocturbano, en Meeting across the river Bruce se transforma en un tipo de los bajos fondos en busca de un coche para cruzar al otro lado del río (el Hudson, creo, para ir a Nueva York) y realizar un cierto trapicheo. La vida no es fácil, y menos cuando vives en esa jungla del ser humano, la gran ciudad, también conocida como Jungleland.

Precisamente Jungleland es la encargada de cerrar el disco de la misma manera que se abrió: magistralmente. Jungleland es una riquísima composición en la que se combinan las artes vocales, instrumentales y líricas del Boss elevadas a su máximo exponente. Tras una larga introducción instrumental, Bruce se lanza al estudio de esa jungla que habita el ser humano; abandona los casos particulares, el análisis de laboratorio, y se marcha a la aventura. Lo que descubre es delincuencia, ley y orden, artistas sin obra, enamorados taciturnos y silentes, rockeros sin tregua... Pero todo ese maremágnum de imágenes desaparece cuando entra en escena Clemons. La definición de imprescindible es el solo de saxo que se marca, el tío.

Beneath the city two hearts beat
Soul engines running
Through a night so tender
In a bedroom locked
In whispers of soft refusal
And then, surrender

Bajo la ciudad dos corazones laten
Los motores del alma corriendo
A través de una noche tan tierna
En una habitación cerrada
Entre susurros de suave negativa
Y, después, la entrega

De lo mejor del Boss, creedme. Y ésto se puede aplicar al disco en general: para mí, sin duda alguna, es lo mejor que ha editado en sus ya cuarenta años de carrera, en ajustada lid con Born in the U.S.A. (No surrender, Bobby Jean, Dancing in the dark... *_*). Aún así, fuera de estas dos obras maestras hay todo un mundo de canciones impresionantes que sólo descubriréis si le dais una oportunidad a este viejo rockero, que todavía puede presumir de estar en buena forma en todos los sentidos (y si no os lo creéis, escuchad Land of hope and dreams).Yo lo tengo claro: de mayor quiero ser como Bruce.

Un saludo, y gracias por leer.

* En este caso, las traducciones no son mías. Los créditos para The Lonely, que se curró un pedazo de pdf con todas las letras traducidas (buscad en google si os interesa).